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Desvarío

Por Luis Hierro López

El Frente Amplio se encuentra en un proceso de desvarío ideológico y acusa a Estados Unidos para ocultar su respaldo a las dictaduras.

Aferrado a sus viejos dogmas, el Frente Amplio sigue defendiendo a la dictadura venezolana y para disimular su posición, acusa a Estados Unidos y a su nuevo enemigo, el secretario de la Oea Luis Almagro.

Ni los atropellos contra los derechos humanos y las libertades, ni la dura represión callejera a los opositores han debilitado el respaldo a Maduro y al nuevo militarismo que domina en Venezuela. Así como durante casi seis décadas el apoyo a Cuba no tuvo vacilaciones, ahora la consigna es clara: defender al régimen caraqueño a toda costa. Los principios no importan, sino que prevalecen, como siempre, los intereses políticos, como ocurrió hace ya un largo tiempo con Hungría y Checoeslovaquia, cuando se vio a los “progresistas” criollos justificando la barbarie de las invasiones militares soviéticas.

Además, el Frente extiende su apoyo a gobiernos notoriamente corruptos. Así pasó con el kirchnerismo, con Maduro y con Lula, a quien Mujica fue a elogiar. La corrupción “de izquierda” es tan deleznable como otras, pero los dirigentes frenteamplistas siempre van a encontrar un atajo para justificarla o perdonarla. Resulta ahora que las denuncias contra Lula son responsabilidad del imperialismo yanqui…

En su reciente congreso, el Frente se define como antiimperialista, antioligárquico, antipatriarcal y antirracista. No hay definiciones a favor. Un psicólogo se haría un festín por la carga negativa y rencorosa que el asunto lleva implícito. Pero además, una plataforma como la mencionada huele a un setentismo imposible, impresentable.

A esas enormes anclas, al Frente Amplio agrega la pesadez ideológica con que encara las cuestiones decisivas como la enseñanza, con las que puede medirse a fondo la vocación de cambio de una organización política. La invocación del Dr. Vázquez a que está cambiando el Adn de la educación a través del plan Ceibal –que ya lleva diez años sin que haya influido en ningún avance educativo– es elocuente, porque demuestra la ausencia absoluta de resultados y la resignación con que las máximas autoridades enfocan una cuestión que es esencialmente dinámica y que requiere un espíritu y una resolución reformista. Ya Mujica había abandonado sus propuestas de cambio y por lo menos tuvo la actitud de reconocer su fracaso. Lo de Vázquez es peor, porque no hay un sinceramiento sino un engaño.

Ni siquiera puede el Frente mostrar los resultados de sus promovidas políticas sociales, las que ya no son suficientes para superar la pobreza crónica ni para erradicar la indigencia.

Para colmo, superado el tiempo de bonanza económica mundial, es poco lo que hacen los “progresistas” uruguayos para alcanzar el progreso. Que la tabla de salvación económica del Frente Amplio sea una nueva planta de celulosa – a las que los legisladores frenteamplistas se opusieron con sus votos en 2004 – es una clara expresión de la orfandad ideológica en la que se encuentra el oficialismo. Sin ideas ni sueños, la cuesta se le hará cada vez más empinada y hostil.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.