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Un país paralizado

El cierre de varias fábricas y una fuerte caída en el sector de la construcción replantean el fantasma del desempleo y abren serias interrogantes sobre el futuro productivo del país.

Una serie de fracasos en el sector industrial ha pautado la evolución de la producción en los últimos meses. Lo de Fanapel en Juan Lacaze ha sido lo más difundido, pero a ello deben agregarse noticias similares en el sector automotriz y las ramas metalúrgicas, así como reducciones de personal o clausuras directas en la lechería. En los últimos dos años, la industria uruguaya perdió 8.300 empleos mientras que la construcción ha perdido 25.000 empleos desde 2012, según informó el presidente de la Cámara de la Construcción, José Ignacio Otegui a “Búsqueda”.

Ante esa situación, el gobierno apuesta todas sus cartas a la instalación de la tercera planta de celulosa, pero es dudoso que ese proyecto pueda realmente concretarse. En el mismo reportaje ya mencionado, Otegui sostiene que “faltan tantas cosas” en materia de infraestructura que el proyecto está en riesgo, lo que ya se supo a partir de los comunicados de la propia empresa UPM, que en dos oportunidades ya hizo público su escepticismo. Escepticismo que —de paso— no debe haberse mitigado, precisamente, luego del sorpresivo paro de la Unión Ferroviaria que impidiera que los técnicos de la empresa evaluaran el trazado y estado de las vías férreas entre Paso de los Toros y Montevideo.

Es curiosa y elocuente —para mal— la situación en la que se encuentra el gobierno del Frente Amplio: enemigo histórico de las inversiones, especialmente extranjeras, ahora sale por el mundo a mendigar algunas de ellas como única solución a la encrucijada uruguaya que es poco propicia —por decir lo menos— para que se radiquen aquí capitales destinados a la producción. El costo del Estado y los excesos sindicales hacen que nuestro país no sea una plaza amigable y los sectores empresariales indican que Paraguay es mucho más atractivo que nuestro país.

No hay política industrial ni productiva. La anteriormente locuaz Ministro de Industria, la ingeniera Cosse, ha desaparecido de los medios, ya que no tiene ninguna buena noticia que comentar. Nadie aventura desde el oficialismo el rumbo de las industrias nacionales en el futuro inmediato. El agro sigue su curso por su propia cuenta y como siempre, impulsa la economía sin que el gobierno intervenga o deje de intervenir, más allá de las amenazas de subir los impuestos a las empresas.

A más de cinco años de votada a ley de Participación Público-Privada en las inversiones, la misma prácticamente no ha podido aplicarse, excepto en la cárcel de Punta de Rieles que se encuentra construida a medias. Las dificultades burocráticas, los controles y la lentitud habitual del Estado han desalentado los proyectos bajo esa modalidad, según un reciente informe del diario El País que plantea un panorama francamente negativo.

Nada de esto figura en las declaraciones oficiales del señor Presidente o de sus Ministros, empeñados en mostrarnos un país idílico que solo existe en la imaginación oficial. El país real vive otros dramas y ante ellos, ni el gobierno ni el Frente Amplio tienen respuestas.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.