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Paros excesivos complican permanencia de empresas

Mientras UPM reclama garantías de paz laboral para hacer su multimillonaria inversión, se supo que la automotriz Lifan denunció que los paros excesivos complican seriamente el manejo de la empresa. Ya hubo multinacionales que se retiraron del país ante las presiones sindicales.

Es contradictoria la propuesta del gobierno de hacer crecer al país basándose en las inversiones extranjeras y la situación real que se registra, que en los empresarios es de incertidumbre ante las excesivas presiones sindicales.

Se ha sabido que UPM reclama, antes de concretar su anunciada inversión para montar la tercera planta de celulosa en Paso de los Toros, que haya normas de paz laboral –además de que Uruguay debe encargarse de las obras de infraestructura para sacar la producción– que le aseguren una relación normal con los trabajadores.

Los antecedentes no son muy alentadores, ya que Montes del Plata, la otra fábrica de celulosa instalada en Colonia, ha tenido que enfrentar una cadena de conflictos, muchos de ellos provocados por los dirigentes sindicales sin fundamento alguno.

Ahora se supo que en otro rubro, el automotriz, los gerentes de una empresa armadora denuncian que los excesivos paros y movilizaciones impiden un manejo racional de los factores de trabajo y de producción. El Vicepresidente de Lifan, Pablo Revetria informó al parlamento que “el poder de la organización de trabajadores para interrumpir la producción siempre ha estado por encima de los derechos de la empresa".

Durante una comparecencia en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, el empresario sostuvo que aunque la empresa hacía los esfuerzos para mejorar y atender lo que pedía el sindicato en las reuniones bipartitas, "siempre se utilizaba el paro o la amenaza de paro como primera herramienta". Por su parte, el presidente saliente, Kevin Liu Jin, - Lifan tiene una asociación con China - sostuvo que "nunca sintió una actitud positiva y de entendimiento" para que pudieran ejecutarse las tareas de producción y gestión de la fábrica de la forma en que la empresa necesitaba y entendía que se lograrían los resultados. Además, afirmó que "siempre ha sentido que se estaba en contra de las decisiones y acciones que la empresa quería tomar".

No es seguro que Lifan pueda mantenerse en actividad, por lo que con sus acciones, el sindicato puede estar contribuyendo directamente a destruir las fuentes de empleo.

Algo similar ocurrió hace dos años con la empresa láctea peruana del grupo Gloria, que se instaló en Nueva Helvecia tras una inversión de U$S 300 millones. Las presiones sindicales y los agravios del gobierno – uno de cuyos jerarcas dijo que la empresa “quería joder” al país – hicieron que tras pagar todas sus obligaciones, los peruanos se retiraran, desvinculándose de Uruguay.

Podría haber otros ejemplos de esta índole. Hay muchos empresarios uruguayos que han resuelto instalarse en Paraguay, dadas las dificultades que encuentran en nuestro país, tanto por el nivel de los costos nacionales como por el exceso de las interferencias sindicales. Asimismo, hay varios casos de multinacionales que tras averiguar las condiciones que ofrece Uruguay resolvieron radicar sus inversiones industriales o productivas en Paraguay u otros países menos hostiles.

Sería oportuno que el gobierno piense en estos temas, para darle coherencia y confiabilidad a su prédica a favor de las inversiones extranjeras. Y sería bueno que los trabajadores uruguayos piensen si con estas acciones los dirigentes sindicales están realmente defendiendo el trabajo nacional o están, por el contrario, dinamitándolo. Debería haber una sana reacción de los trabajadores contra estos dirigentes que, con sus prácticas de enfrentamiento, terminan provocando más desempleo.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.