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Herida social
 Después de años de prédica sobre la “inclusión” y la “equidad”, nuestra sociedad está peor que nunca. Los episodios del fútbol son reveladores, pero lo que se ha hecho público sobre la violencia doméstica o de género —como suele decirse— hiela la sangre.
La Policía dice que en los últimos 12 meses ha recibido una denuncia cada 17 minutos, pero el tema es aterrador cuando se piensa que 12 menores de 15 años fueron asesinados y que la mayoría de ellos fue para atormentar a las madres donde más les podría doler. Se mata a la mujer y se mata a sus hijos. Hubo un caso terrible, difícil de creer, de un hombre que incendió una casa y mató tres niñas, mientras miraba cómo el fuego y el humo hacían su trágico trabajo. Los padrastros parecen ser los que con mayor frecuencia cometen estos terribles crímenes.
Hay 203 personas que usan tobilleras para evitar que se acerquen a sus eventuales víctimas. 129 de ellos tienen hijos con la cónyuge que los denunció pero solo 41 tienen prohibido ver a sus hijos.
Los números simplemente cuantifican una herida social muy profunda. Ella nos habla de la sobrevivencia de un machismo repugnante, que toma a la mujer como objeto de su propiedad, pero también de un nivel de crueldad que asusta. Estamos complicados. |
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