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¿Estrategia o carencia?

Por Julio María Sanguinetti

Los últimos días han sido la máxima expresión del estilo confuso y contradictorio de nuestro honorable gobierno. Propuestas desmentidas, aclaraciones, reiteraciones y contradicciones entre los jerarcas, han dominado el escenario. Hay quienes piensan que se trata de una sofisticada estrategia para lanzar cortinas de humo, distraer a la opinión pública y alejarla, una vez tras otra, de los reales problemas que se quieren esconder, como la catástrofe de seguridad, el pavoroso retroceso educativo o la bomba de tiempo de la salud.

El episodio de la marihuana ha sido paradigmático. Bajo el lema de pasar a adictos de pasta base a algo más liviano, arrancó una propuesta que, ya en el primer escalón, se cayó porque todos los científicos rotundamente dijeron que era imposible ese resultado por la naturaleza contradictoria de esas drogas. Siguieron, luego, las contradicciones sobre quién plantaría, cómo se distribuiría y así sucesivamente, hasta que el Presidente afirmó que si no lograba el 60% de apoyo “se iba al mazo”. Lo que no impidió que dos días después anunciara que iría de gira a defender el proyecto y que, en todo caso, se le enviaría al Parlamento.

Lo único que resultó claro fue la improvisación generalizada de la iniciativa.
   
Igual o peor fue el desastre de la reunión internacional de Mendoza. Nuestra delegación —Presidente, Canciller y asesores— partió con la idea de que Venezuela no podía entrar sin más trámite al Mercosur y de que Paraguay no debería ser sancionado. Apenas 24 horas después, nos sumamos a dos resoluciones totalmente nulas, violatorias del Tratado de Asunción, definiendo lo contrario.

Otra vez la improvisación.

En el medio de estos debates, el gobierno cierra PLUNA, nada menos que en la víspera de las vacaciones de julio, y deja el tendal de damnificados. Más allá del debate de fondo, es evidente que la inoportunidad y la falta de preparación para ir a una medida tan drástica, son evidentes.

La basura en Montevideo, por su lado, añadía otro capítulo de promesas incumplidas y renovación de grandes proyectos invariablemente fracasados.

Vuelvo al principio. Puede pensarse que de este modo la opinión se ve constantemente distraída por una u otra polémica y el gobierno mantiene de ese modo la iniciativa. Algo de verdad tiene el razonamiento, pero no advertimos que esa sea la motivación, cuando esta estrategia genera tan rotundas diferenciaciones entre el Presidente y el Vice y cuando es notoria la debilidad de las propuestas. Es más: la opinión ya está cansada de que el Presidente hable tres veces al día y se contradiga todo el tiempo. Podrá reconocérsele la autenticidad de actuar conforme a sus criterios, pero es el Jefe de Estado, es el Presidente, es el orientador de la Administración Pública y, naturalmente, este rol fundamental e indelegable no se compadece con esa actuación. Así, las encuestas empiezan a mostrar el desaliento de los frentistas y una bajada progresiva de la credibilidad en el gobierno. Lo que no deja de ser muy importante en un país en que todavía los precios internacionales ayudan para mantener niveles de recaudación y de consumo popular tan elevados como lo han sido desde que el mundo comenzó a vivir esta nueva etapa del comercio mundial.

No nos afiliamos a las tesis conspirativas y a la idea tan reiterada de que cualquier paso político es el resultado de un ajustado plan de acción. El nivel de improvisación evidenciado es demasiado elocuente como pensar otra cosa. El gobierno actúa así porque sus cuadros no poseen la capacidad suficiente, porque la repartija política ha marginado a la gente capaz a la que podía llegar y porque —en definitiva— el Frente Amplio vive el drama de que todas sus prédicas históricas eran falsas y la realidad se los está demostrando.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.