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Delirios astoristas II
 El Ministro Astori, desesperado por los cuestionamiento internos que sufre, se empeña en demostrar lo imposible y lo hace, invariablemente, con ese mismo énfasis rotundo con que, en la campaña electoral, afirmaba que no subiría ningún impuesto. A él nunca nada le queda chico: todo es lo más grande de la historia o cosa parecida, como el anuncio de que habíamos “zafado” de la recesión, en el mismo momento en que se caen todos los sectores productivos de la actividad privada.
El tema Ancap es uno de sus caballitos de batalla. A él se dedicó insistentemente para cuestionar a su correligionario Sendic y ahora, también —con la misma insistencia— elogia la actual situación que, al parecer, alcanza el nivel de milagro, porque “está mejorando a una velocidad llamativa”. Acompaña esa afirmación con una ensalada de números y desinformaciones, invoca un superávit ficticio y hasta habla de mejorías en ALUR, cuando es notorio que ganar o perder no es problema para esa empresa subsidiaria, simplemente porque le vende a Ancap sus productos al precio que quiere (ampliamente superior a los del mercado).
Todo es una fantasía y fuera de presuntos programas en proceso, nada de real se advierte. Se insinúan cortes, reformas, pero está claro que no se hacen. Por lo mismo no se oyen todavía las consabidas protestas gremiales que acompañan cualquier propósito modernizador.
El Ministro Astori ya está en prematura campaña electoral y como el ex Presidente Mujica anuncia que no será candidato y hasta insinúa que podría apoyarle, el hombre de Economía se lanza a correr toda la cancha. Lo que no advierte es que las mentiras tienen patas cortas y que, así como ha quedado desnudo con sus promesas electorales, puede volver a la intemperie con estos alucinantes “progresos” que sigue proclamando. |
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