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El Bicentenario argentino y la presencia uruguaya

Con motivo del Bicentenario de la Independencia de la República Argentina, declarada el 9 de julio de 1816 en el Congreso de Tucumán, la Academia Argentina de la Historia organizó unas jornadas con historiadores de España, Estados Unidos, Italia, Francia y naturalmente América Latina.

En la ceremonia inaugural, llevada a cabo en el Recinto del Antiguo Congreso de la Nación, hizo de la palabra, especialmente invitado, el ex Presidente de Uruguay Dr. Julio María Sanguinetti. Estuvieron presentes en el acto, el Presidente en Ejercicio del Senado Dr. Federico Pinero y los Ministros de Cultura y Ciencia y Tecnología, así como los Presidentes de las Academias de Ciencias Jurídicas y Morales Santiago Kovadlof y de Periodismo Hermenegildo Sábat.

Ante una sala colmada, Sanguinetti basó la primera parte de su exposición en la distinción entre memoria e historia, usualmente confundidas. La primera es , como ha dicho Pierre Nora, “ cambiante, pendular, entre el recuerdo y la amnesia, desatenta o más bien inconsciente de las deformaciones y manipulaciones”. Es esencialmente subjetiva. La historia, en cambio, es representación, reconstrucción de un momento del pasado, incluye muchas memorias, aun contradictorias.

Cuestionó el uso y abuso que se ha hecho, tanto de la memoria, siempre parcial, y de la propia historia, a cuyos hechos se les hace decir lo que en el presente se desea y no lo que quisieron significar en su tiempo.

Con referencia al proceso de las independencias en América, Sanguinetti estableció que la filosofía inspiradora eran las ideas de la Ilustración, el gran movimiento filosófico que estableció la libertad de conciencia, el concepto de soberanía popular y la razón como fuente de conocimiento.

Desgraciadamente, señaló, como afirma Todorov “ los enemigos que combatía el espíritu ilustrado han demostrado ser más resistentes de lo que imaginaban los hombres del Siglo XVIII”.

Enumeró entonces las amenazas presentes a esa filosofía: el fanatismo religioso ( hoy sostenido por el Islam); el fundamentalismo democrático ( que en nombre de una mayoría circunstancial se cree con el derecho de avasallar los derechos de las minorías o los individuos); el fanatismo nacionalista ( que sigue trabando la integración); los economistas economicistas, que todo lo quieren explicar por ese factor; los cientificistas ( que cancelan la política e imaginan tecnocracias que gobiernan dogmáticamente); y los autoproclamados titulares de la indignación pública (que pretenden sustituir la soberanía de los parlamentos por la gritería en la plaza pública, la razón por las emociones).

Se realizaron diversos paneles temáticos. El historiador Luis Alberto Romero coordinó uno relativo al proceso histórico de la independencia en el continente, donde intervinieron historiadores de Chile, Venezuela, Perú y Argentina. Roberto Cortés Conde, Presidente de la Academia argentina, moderó uno relativo a ese proceso en el mundo de la restauración monárquica europea, donde, entre otros, participaron el norteamericano Jeremy Adelman y el italiano Antonio Annino. Otros paneles se refirieron a diversos aspectos del momento histórico evocado, en la literatura, en la ciencia, en lo militar, en lo diplomático, en lo constitucional. También se estudió La Crisis del Artiguismo, donde intervino la historiadora uruguaya Ana Ribeiro, quien disertó sobre la actitud de Artigas, opuesta al Congreso de Tucumán, sosteniendo la idea confederal junto a las provincias del Litoral. Señaló que el prócer uruguayo no reconoció la soberanía de las provincias reunidas en Tucumán y consideró que su independencia se había proclamado. En el terreno de las ideas, Natalio Botana analizó la apasionante relación entre el Deán Funes y Simón Bolívar.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.