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Ethion

Por Tomás Laguna

El producto en cuestión es un insecticida organofosforado de amplio uso en bovinos y ovinos, particularmente utilizado en el combate a la garrapata. No es un producto prohibido ni cuestionado y es muy aplicado otros en países ganaderos, caso de Australia.

¿Qué ocurrió? Sencillamente que en forma unilateral los Estado Unidos estableció la tolerancia cero a la presencia de este producto a partir de la prohibición de comercialización y uso en su propia ganadería. La situación desencadenó una catarata sensacionalista que procuraremos desvirtuar.

Los fundamentalistas y escandalosos de la inocuidad alimentaria aprovecharon para cargar contra el agro negocio alimentario, ni que hablar los orgánicos – ideológicos. Error señores, el producto en cuestión no fue prohibido porque sea nocivo en la ingesta, la medida tomada por los Estados Unidos se basó en los riesgos que corre el aplicador en contacto continuo con el producto. La ingesta de trazas no genera trastornos para la salud, y como tal está admitida en los estándares internacionales avalados por la OMS.

Se puso en duda la continuidad de las exportaciones con ese destino habida cuenta que cada embarque era una suerte de ruleta, y en caso de detección del producto no había chance de recuperar la mercadería la que era toda destruida. Versión que circuló incluso en los ámbitos institucionales propios de la exportación de carne. Finalmente fue confirmada su falsedad, los embarques pueden ser direccionados a otros destinos. Más aún, la mayor parte de los embarques, más del 90% de los mismos, no han tenido inconvenientes.

Se acusó a los norteamericanos de constituir medidas proteccionistas para arancelarias cuando estamos claramente ante disposiciones auto impuestas a sus propios productores, y la discusión sobre la pertinencia de las mismas se resuelve en el ámbito técnico sanitario, eventualmente con el concurso de Cancillería.

Finalmente, en la obsesión por explicar todo a partir de la confabulación, práctica habitual del intelecto “yorugua”, se acusó a la propia industria frigorífica de nuestro país por magnificar con sensacionalismo el problema para enrarecer aún mas el mercado de hacienda a frigorífico. Es cierto que en la tensa relación de los ganaderos con la industria frigorífica esta última utilizó este argumento para justificar los valores pagados al productor, pero la solución al problema real considerado en su justa dimensión no va a surgir por acusaciones cruzadas que suelen dirimirse en la prensa. De hecho hay responsabilidad de la producción en este contratiempo, seguramente explicable por las exigencias sanitarias para el tránsito de ganado o bien en parte por el olvido (no ignorancia) de medidas que deberían recordarse previo a cada embarque como lo es el tiempo de espera entre la última aplicación y el envío de ganado a frigorífico.

También cobró al pasar la prensa especializada, quién cargó con la acusación de amplificar el problema como argumento para mantener programas y “opinadores” en la cresta de la ola. Pegarle al periodismo se ha vuelto una práctica habitual a la cual no queremos plegarnos. Es muy difícil imponerle a los medios pautas para el manejo de la información, siendo que se miden entre ellos en la altisonancia de las noticias. Pero esto no significa que estén exentos de responsabilidad en lo que debe ser un cuidadoso manejo de la información.

Pasando raya, un inconveniente que debería haberse manejado con discreción en el manejo de la información y con diligencia en la solución del mismo se amplificó internamente contra los propios intereses de nuestro país en su imagen externa.

Hoy se discute en las CODESAs (Comisiones Departamentales de Salud Animal) y en la propia CONHASA (Comisión Nacional Honoraria de Salud Animal), donde confluyen públicos y privados, los métodos de combate a la garrapata, la validez de los productos utilizados, los tiempos de espera y la incertidumbre en la real validez de los mismos, incluso se han propuesto y el INIA habría estado dispuesto a incluir nuevas líneas de investigación en estos temas. Interminables ejercicios de dialéctica con mucho de discursivo y retórico. Cuando en realidad solo hay que recurrir al vasto conocimiento que ya existe en la materia, establecer los procedimientos y medidas que de ellos surgen, y finalmente ser estrictos sin fisuras en el cumplimiento de los mismos. Dicho más rápido, hacer y ser eficientes en lo que se hace.

Australia aplica Ethion y no tiene dificultades que nosotros conozcamos, seguramente cumplen con rigor los plazos de aplicación. Conocer como se desempeñan en este tema no debería llevar más de una semana de consultas. Y luego ajustar las medidas a nuestra ganadería. Seguramente no hubiera sido necesario suspender el producto, como diligentemente lo hizo el MGAP ante la urgencia de una situación cuya dimensión aún no se conocía.

El problema con el mercado norteamericano seguramente se solucionará definitivamente en breve, más allá del dolor de cabeza que provocó. Pero provocó algo más, deja a la intemperie nuestra dificultad para reaccionar ante este tipo de emergencias, a la vez de pautar cierta irresponsabilidad, llamémosle social, en el procesamiento de la información y el uso de la misma, particularmente en la comunicación.

Condición de nuestra idiosincrasia...
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.