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Irresponsabilidad comunal
 El episodio delictivo en que un muchacho es arrojado desde lo alto de la cantera del Parque Rodó al lago, es revelador de muchas cosas. La primera, obvia, es cómo se manejan algunos de estos lugares de diversión, naturalmente problemáticos por los consumos abusivos de alcohol y drogas. Los famosos ”patovicas” son , en general, algo así como los perros “pitbull”, seres entrenados para agredir y no para convivir pacíficamente. Por cierto no hay que generalizar pero tampoco caer en la ingenuidad de pensar que son episodios aislados, cuando —a la inversa— se reiteran estos incidentes y abusos de la fuerza física por quienes son contratados justamente por esa condición.
Da la impresión que la Policía y la Intendencia están preocupados solo por el fútbol. Los demás lugares públicos allí están, librados “a la buena fe de los hombres”, como decía el Prócer.
En otro plano, nos parece realmente irresponsable que la Intendencia autorice el uso de una plaza pública de reconocido valor paisajístico para una actividad como la del establecimiento donde ocurrió el crimen. Una enorme carpa, vallas para sujetar al público, baños químicos, distorsionan el hermoso lugar del lago y condenan a éste, además, a una suciedad permanente.
Montevideo adolece de un clima de permisividad alarmante. La rambla se presta para todo. No solo para instalar adefesios como ese muñeco coreano que nadie sabe qué es ni qué quiere decir, sino también para cuanta actividad programen las empresas comerciales de consumos masivos. Maratones, festivales, pruebas ciclísticas, caminatas, certámenes de toda naturaleza complican, especialmente los fines de semana, el tránsito de una vía que es fundamental para la comunicación de la ciudad y, además, el gran paseo de los montevideanos. Mirar hacia la playa no es encontrarse con el paisaje de los cuadros de Arzadum sino con un mar de banderas propagandísticas que pueblan el entorno; sin olvidar los gigantescos murales que cubren paredes medianeras y han mercantilizado el paisaje, expresión ésta que se le oía al arquitecto Arana cuando era opositor...
¿Alguien se hace cargo de esa autorización o, como en casi todo en esta administración, se mirará hacia el costado, atribuyéndole la responsabilidad a cualquiera menos a los competentes? |
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