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¿Hásta cuándo?

Tras 26 años de gestión frenteamplista en Montevideo, la basura sigue siendo el problema principal de la ciudad. Ahora no hubo paros, pero la Intendencia recién en estos días se dio cuenta que no tiene los camiones suficientes. Una vergüenza. Los conflictos son los mismos de siempre, con la población de rehén: los distribuidores de garrafas, los taxistas, la basura...

Los conflictos sindicales son siempre los mismos: la gente de Adeom, los trabajadores del super-gas cuando aprieta el invierno, los taxistas “empatotados” en el Centro capitalino trancando todo el tránsito, los paros del transporte dejando a la población a pie.

El rasgo común de esos conflictos es que la perjudicada siempre es la gente más humilde, a quien los sindicatos toma como rehén para presionar a las autoridades y tratar de obtener —en una competencia que no tiene nada de solidaria y que es profundamente corporativa y por lo tanto egoísta— la mayor tajada posible.

Hace décadas que ocurren casi los mismos conflictos, en los cuales nuevas generaciones de dirigentes sindicales repiten los mismos argumentos, sin mencionar ni una sola vez el derecho de la gente común a tener una garrafa para calentar sus casitas en estos días de crudo frío o a transitar por veredas medianamente limpias. El discurso y la actitud de los sindicatos es antisolidaro y corporativo y le hace mucho daño a la población, pero nadie señala o intenta controlar esta pesada retranca que sufre el país.

Lo que en cualquier ciudad o país civilizado es corriente —que funcionen los servicios básicos, que se limpien las ciudades, que no haya una violencia desatada en las calles— es precisamente lo que no ocurre en Uruguay.

El copamiento del centro de Montevideo por los taxistas, protestando por la detención y procesamiento de un compañero, es una expresión clara de ese estado de cosas. El taxista, en compañía de varios de sus colegas y con la actitud patoteril que los identifica, persiguió y agredió a un chofer de Uber, que hizo luego la denuncia policial correspondiente, con la consecuencia comentada. Entonces el gremio del taxi creyó que tenía derecho a obstruir todas las calles del centro, perjudicando notoriamente a las personas que intentaban circular por ese mismo lugar a esas horas.

Lo de las garrafas de super-gas es otro ejemplo claro. Todos los inviernos hay un conflicto, tomando de rehenes, como dijimos, a las personas más humildes de la sociedad. Esta vez el paro se desató por unos despidos dispuestos por una de las empresas distribuidoras en diciembre pasado, pero los sindicalistas no hicieron paro en el verano, sino que esperaron con malicia al arranque de los primeros fríos. El Ministerio de Trabajo no hizo nada desde diciembre hasta ahora, cuando buscó una solución. Mientras tanto, otra vez, la población sale perjudicada.

El colmo de estas expresiones de irresponsabilidad gubernamental, desidia, falta de respeto por los derechos de los otros y ausencia de gestión —que es lo que caracteriza a los populismos— es lo ocurrido otra vez con la basura, ya que en estos días 5.000 de los 11.000 contenedores de basura de la ciudad se vieron desbordados porque los camiones recolectores no funcionan. La foto que publicamos ilustrando esta nota —cuya autoría es de El País— fue tomada en Pocitos el pasado martes y es suficientemente elocuente.

Las explicaciones de los jerarcas —que pertenecen al mismo partido que gobierna la ciudad desde hace 26 años— son inverosímiles: hay pocos camiones, no hay mantenimiento adecuado y los vehículos se rompen, hay mucha demora en la compra de nuevas unidades. Es como si recién llegaran a la administración. Recomendamos a nuestros lectores —si es que quieren mortificarse más aún— que lean las fundamentaciones de las autoridades para medir en forma completa la desmesura ante la que nos encontramos.

Esta decadencia de las responsabilidades y de los valores no es casual, porque viene de la mano del populismo “pepista” que lamentablemente ha invadido y sometido a parte de la sociedad. Las empresas públicas pueden perder millones de dólares y no pasa nada, los derechos humanos de los pacientes psiquiátricos son pisoteados todos los días y nadie reacciona, la basura nos inunda y nos dicen que “ahora sí” están trabajando en una reorganización, los taxistas prepotean a la competencia y el gobierno nada hace. Por suerte para el país, la Justicia reaccionó a tiempo.

¿Hasta cuándo los uruguayos vamos a soportar este desgraciado estado de cosas?
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.