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¿Cómo hará Macri para salir del cepo?

Por Santiago Torres

Los desafíos que enfrentará el nuevo argentino son de una enorme magnitud. El “modelo” seudo-productivista del kirchnerismo, especialmente en la etapa de “la señora”, dejó una herencia maldita de enormes proporciones que sintentizó muy gráficamente Máximo Merchensky, un marxista del PRO (sí, el PRO tiene marxistas también) en el diario “Perfil”:

“Durante más de una década, el relato presumió de propiciar un modelo productivo de matriz diversificada. La verdad es que, como balance del ciclo kirchnerista, tenemos al final un modelo estatista y fiscalista, de matriz subsidiada y capitalismo de amigos. Entre sus más extraordinarios logros se cuenta haber pasado del inicial crecimiento a tasas chinas con tipo de cambio alto y superávit gemelos, al actual escenario de déficit récord y retroflación: una combinación de inflación, recesión y retraso cambiario, en el marco de una sostenida fuga de divisas.”

Como se advertirá, el Presidente Macri no aterrizará en un escenario precisamente alentador. Es siempre el mismo ciclo: los gobiernos “productivistas” siempre dejan un agujero que, su sucesor, debe intentar cerrar, pero eso —invariablemente— genera dolores y costos políticos.

Para que los dolores y costos sean los menores posibles, el futuro gobierno argentino requiere inversiones, tanto locales como extranjeras. Y eso requiere no sólo confianza, sino —además— medidas concretas que lo estimulen. Una de ellas es el levantamiento del llamado “cepo cambiario”, ya que en tanto el mismo persista, nadie va a invertir un dólar puesto que luego no podrá recuperarlo. La otra, que además permitirá recuperar la confianza, es arreglar con los holdouts, más conocidos por el peyorativo apelativo de “fondos buitre”.

Para ambas cosas, se necesitan dólares. Y el gran problema es que la caja del Banco Central (BCRA) está prácticamente vacía.

Por consiguiente, las única salida para el futuro gobierno de Macri deberá ser conseguir la plata prestada. Y la plata prestada sólo puede venir de dos lados: del mercado o de los organismos multilaterales de crédito. Si el gobierno de Macri opta por los mercados, contraerá deuda a una tasa no menor al 9%, que es altísima (Uruguay paga el 5% y Bolivia 4%). Si opta por los organismos multilaterales de crédito, ello requiere arreglar con el principal: el detestado FMI.

El FMI obligaría a firmar una carta de intención, o sea, un programa de ajuste que permita ir cerrando la brecha fiscal. Como contrapartida, sus créditos siguen siendo baratos: apenas un 4% anual.

Ninguna de esas alternativas es grata. Pero en lo personal no advierto otra medianamente realista. Y si me apuran, yo optaría por el FMI para recuperar la posición del Banco Central, por más que ello suponga una política más o menos ortodoxa en materia fiscal y monetaria. En todo caso, ese ajuste —que Scioli anticipó que ocurriría si ganaba Macri pero que Scioli también debería haber llevado a cabo— es parte del imprescindible “sinceramiento” que requiere la economía argentina para recuperarse. Es imposible estirar la economía de mentira de hoy porque —ya se ha visto— los actores económicos (que incluye a los ciudadanos de a pie) pasan la factura actuando con racionalidad.

Una vez que haya recompuesto la posición del BCRA, el gobierno deberá empezar a eliminar las retenciones, que desestimulan las exportaciones y, por tanto, retacean los dólares que la economía necesita.

Recién allí el gobierno de Macri podrá levantar el “cepo”. Se le van a ir muchos dólares, pero si no salen dólares, tampoco entran.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.