Resulta ser que ahora el déficit de la Intendencia de Montevideo es un asunto importante que “hay que atender”... “porque hay que poner la casa en orden”.
Sin decir que la administración anterior fue un desastre, el nuevo Intendente de Montevideo, ingeniero Daniel Martínez, advirtió sobre la realidad financiera de la comuna y confesó que está arriba del tema, con la intención de corregirlo. Su postura al respecto fue totalmente distinta a la mantenida durante la campaña electoral, cuando intentó –con éxito efímero– disimular el asunto.
Lo mismo pasa con la gestión, la que, sin criticar mucho los antecedentes inmediatos, has que corregir de inmediato, para “ tener todos los datos antes de tomar resoluciones”, “investigar las variables” y “manejar criterios técnicos “. A ojo de buen entendedor, el Intendente Martínez está criticando severamente las improvisaciones que durante los últimos 25 años prevalecieron en Montevideo, una ciudad sin planes ni estrategias.
Eso quedó demostrado en el reportaje que le hizo Emiliano Cotelo cuando el Intendente se mostró hasta exasperado – lo que cuesta, porque es notorio que cultiva un perfil “light” y no quiere pelearse con nadie; posa de tipo joven, cordial, “buena onda” - al indicar que la Intendencia no ha formado especialistas en tránsito, un tema clave para cualquier ciudad y especialmente para Montevideo, que sufre las consecuencias del macrocefalismo.
Resulta ser que, según Martínez, tras 25 años de gestión, la Intendencia no tiene técnicos en tránsito. Los funcionarios que están allí no han estudiado, no se profesionalizaron, no hicieron cursos de adiestramientos y prácticamente son unos burócratas incapaces.
Esto no lo dice la oposición, sino el propio Intendente: tras casi tres décadas, no hay técnicos especializados en tránsito.
Si el lector quiere mortificarse, sígalo a Martínez, porque seguirán las confesiones...