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La vanguardia de la retaguardia

Se supone que en un tiempo histórico de cambios científicos y tecnológicos enormes, las universidades son la vanguardia del pensamiento, la avanzada que arrastra al resto de las sociedad, oteando el porvenir con nuevas luces, novedosos panoramas, deslumbrantes anticipaciones. Así ocurre en el mundo.

Desgraciadamente, en nuestra América Latina, las universidades siguen instaladas, como dice Fernando Henrique Cardoso, en las “utopías regresivas”, o sea, el sueño de volver a un pasado idílico que nunca existió.

Nuestra Universidad de la República no escapa a la regla. Ha resuelto que un tratado de comercio sobre “servicios en general” no puede ser aceptado bajo concepto alguno. No nos podemos ni sentar a enterarnos de lo que van a resolver los demás sobre la navegación, el turismo, los puertos, los servicios financieros, los productos informáticos o audiovisuales. Como todo lo global es imperialismo, no podemos ni chistar. Hasta que nos enteremos que el mundo maldito nos dejó al costado y no pudimos defender nada de lo nuestro.

Algo parecido ocurre con el acuerdo entre Google y el Plan Ceibal, que pone a nuestra disposición aplicaciones informáticas que usan todos los académicos del mundo, pero aquí las vemos como sospechosas de espionaje. Seguramente en las computadoras del Ceibal está el secreto de una nueva bomba neutrónica...

Para completar el paisaje, nuestro Paraninfo sigue siendo el baluarte de todo lo que en el mundo ocurra de contrario a las libertades y a la democracia. Acaba de hacerse, sin ir más lejos, un seminario sobre el pensamiento de Hugo Chávez. El pensamiento... sí, el pensamiento. ¿Cómo se puede vivir en tamaña irrealidad? Chávez fue un militar golpista y, luego, un gobernante electo pero nada democrático, que confiscó empresas, cerró medios de comunicación, encarceló opositores y le legó a su sucesor una economía desquiciada y empobrecida. ¿Eso es lo que debemos estudiar y analizar?

No faltó el discurso de nuestro ex Presidente Mujica hablando de la generosidad de Chávez, que bien sabemos repartía regalos como Papa Noel a cambio de que le apoyáramos en sus extravagancias internacionales, su torpe ataque a los EE.UU. y su empeño en resucitar una guerra fría en la que ya ni Cuba está.

Mientras tanto, nuestro Rector se agravia porque una calificadora internacional pone a la Universidad de Montevideo en el mismo nivel que la de la República. Su alegato es meramente cuantitativo. Es más grande, dice, pero de allí no pasa.

Más que para enojarse, da para entristecerse. Si así opinan quienes debieran arrastrarnos a la modernidad, nuestro país está en problemas. Y realmente lo está, desde la escuela primaria hasta los claustros mayores.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.