De acuerdo a un estudio del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt, en 2014 unos 690.000 ocupados percibían remuneraciones líquidas por debajo de los $ 15.000 mensuales. Representaban el 41,5% del total de ocupados.
Entre estos ocupados no solo se encontraban asalariados sino también trabajadores por cuenta propia, patrones, cooperativistas y otros. Si se centra el análisis en los asalariados —trabajadores en relación de dependencia—, se observa que casi 480.000 no alcanzaron los $ 15.000 líquidos. En algunos sectores (domésticos, trabajadores rurales y del comercio) el porcentaje de quienes ganan menos de esa cantidad ronda el 60%. "Estos tres sectores suman más de 233.000 asalariados", de acuerdo con el Cuesta Duarte. "Pese al crecimiento ininterrumpido de los salarios reales durante estos 10 años, estas cifras muestran la magnitud y profundidad de la problemática de los salarios sumergidos, que pese al buen desempeño económico de los últimos años aún persiste en nuestra economía", señala el Instituto
El contundente análisis pone absolutamente en duda la eficacia de la política frenteamplista, basada en la supuesta justicia de sus postulados sobre la generación de empleo y el aumento de salarios —lo que ha ocurrido, en muy buena medida por la demanda internacional de la economía— pero que no ha podido responder al desafío de generar empleo de mejor calidad con remuneraciones más altas, lo que tiene vinculación con los reiterados fracasos que en la enseñanza ha tenido el país, con un retroceso enorme en secundaria y un estancamiento notoria en la vieja UTU.
Los “quince mil pesistas” son cientos de miles de personas que lamentablemente no se han podido adiestrar para los nuevos trabajos, no han recibido ni orientación ni instrucción del Estado y por lo tanto van quedando a la vera del camino.
Una lamentable consecuencia social de políticas mal aplicadas y que “el relato” oficialista no podrá ocultar.