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Totalmente inadmisible
 Según el semanario Búsqueda, el embajador de Venezuela en Uruguay, Julio Chirino, concurrió a un comité de base del Frente Amplio en Shangrilá para hablar de la situación de su país. Vestido a la usanza ridícula de Maduro, con pantalón vaquero y la campera roja “bolivariana” y en conversación ante poco público, el representante diplomático afirmó que Venezuela vive en paz, defendió el encarcelamiento de dirigentes opositores y acusó al imperialismo de querer mantener sus intereses hegemónicos de siempre.
En el medio de su lenga-lenga, el embajador Chirino sostuvo que la designación del ex canciller uruguayo Almagro como secretario de la OEA responde a una estrategia de Estados Unidos. Es decir: en un comité del Frente un embajador de un país con el que Uruguay tiene fluidas relaciones acusa al gobierno uruguayo de ser manipulado por Estados Unidos y a Almagro de ser un torpe súbdito del imperialismo. Este es un caso de grosera e impúdica intervención en los asuntos internos de Uruguay y seguramente nuestra Cancillería debería reaccionar, pero tratándose del vínculo con Venezuela, nada es seguro.
Pero no quedaron por allí las disquisiciones maquiavélicas del señor embajador, sino que contó que a los jóvenes oficiales de las fuerzas armadas venezolanas se les adoctrina para la revolución socialista y la guerra.
Búsqueda indica –no reproducimos el link porque está reservado a suscriptores– que Chirino explicó que la “mayor transformación que hizo el chavismo ha sido en las fuerzas armadas. Hubo un cambio ideológico. Sin miedo, el presidente Chávez aplicó cierto cambio educativo e ideológico. Por eso los cadetes tienen tres libros de cabecera: “Las venas abiertas de América Latina”, de Eduardo Galeano, “Sobre la guerra prolongada”, de Mao Tse-tung y “El arte de la guerra” de Tsun Tzu”.
El adoctrinamiento puede resultar un poco confuso, ya que el propio embajador confesó que “tienen cátedra de socialismo en los cursos de formación, pero ni los que forman ni ellos saben cuál es el socialismo, porque todos no lo sabemos claramente, pero por lo menos se le meten esos elementos”.
La jornada habla muy mal de ambas partes, del embajador venezolano y de su país, pero también quedan muy mal parados los dirigentes frenteamplistas que organizaron la convocatoria y que expusieron al país a un destrato inesperado.
Un conjunto de “perfectos idiotas latinoamericanos”, como definió con acierto un famoso libro a estos personajes. |
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