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Deep Purple

Por Consuelo Pérez

Los amantes del rock and roll podrían suponer que nos ocuparemos de una de las bandas más representativas de los 70, pero la traducción “Púrpura Profundo” hace referencia al estado financiero de la Intendencia de Montevideo, con números en rojo que comprometen inversiones futuras.

En efecto, la reciente discusión por el Presupuesto que se desarrolló en la Junta Departamental, nos dejó como saldo la constatación de una realidad que cada vez es más contundente en lo que a endeudamiento sin contrapartida de obras ejecutadas se refiere.

La Intendencia de Montevideo tuvo en el año 2013 ingresos anuales que en su totalidad se corresponden con un monto de unos U$S 607 millones (seiscientos siete millones de dólares) que surgen de sumar los U$S 511.2 millones de origen departamental, U$S 55.6 millones aporte del gobierno nacional y U$S 40.2 millones del BID.

Esto nos indica que el ingreso diario es de unos U$S 1.663.000.

Paralelamente, gastó en el año más de U$S 641 millones, que se corresponden entonces con un gasto diario de  U$S 1.756.700.

Es muy fácil entonces comprobar que se ha generado  diariamente una brecha negativa de unos U$S 93.700.

Esto hace que unos 3 millones de dólares mensuales se incorporen al déficit en las arcas insaciables de la comuna.

El edil colorado Mario Barbato ha hecho un exhaustivo análisis de la situación, lo que  ha permitido a la ciudadanía conocer la triste realidad.

De su análisis se desprende que sin contar el Plan de Saneamiento Urbano y el Plan de Movilidad Urbana que son financiados por el BID, las inversiones de la I.M. alcanzaron sólo el 14,8% de sus egresos totales.

Aclara también que si además descontáramos el aporte del gobierno central, que fue de  U$S 55,6 millones  y que recibe Montevideo desde el año 2006, se concluye en que la contribución de la Intendencia para solventar inversiones con recursos propios solo alcanza un magro y lapidario 6% de los egresos totales.

El déficit en la gestión se corresponde además, para peor, con un déficit de ejecución de obras y de cumplimiento de cometidos.

Una economía con deudas, pero con resultados tangibles es quizá llevadera, pero si además de tener deudas, las cosas no se hicieron, estamos en un problema.

Es elemental el concepto y aplicable a cualquier economía doméstica, pero la I.M. y su accionar parecen estar de espaldas a lo elemental.

Después de 25 años de gestión del frente Amplio, la I.M. no resiste ningún tipo de análisis.

Ya no hablaremos de los incumplimientos en la ejecución de obras y servicios, porque están a la vista del ciudadano, que los sufre a diario en su recorrida y vivencias en la ciudad.

Sufre en su economía a la hora de pagar los impuestos, de los más altos de la región y del mundo.

Y sufre cuando se entera y constata que además de haber aportado, sus dineros se gastaron en sueldos y en otras cosas que no le suman nada a su vida en la ciudad.

Dicho de otra manera, el ciudadano fue estafado en términos de economía.

Fue defraudado si creyó en las promesas electorales, y fue además ignorado, pues los reclamos hechos por las minorías –oposición– en la Junta Departamental fueron sistemáticamente desechados por las mayorías que mandan.
 
Ya no son tiempos de lamentaciones.

Falta poco para el tiempo de los cambios que, a esta altura de los acontecimientos, son imprescindibles.

Y trataremos después de hablar poco de la “herencia maldita” que ya está instalada, y es inocultable.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.