Por Tomás Laguna
En los discursos de cierre de la Rural del Prado los ruralistas reclamaron enfáticamente por una más agresiva inserción internacional, las trabas que para esto ha significado el MERCOSUR y la necesidad de redireccionar la política exterior. Como respuesta el Ministro de Ganadería intentó minimizar el reclamo mientras el Presidente Mujica reivindicaba su presencia en el ámbito internacional.
Tras una nueva edición de la más que centenaria Exposición Rural de Ganadería, organizada por la gremial rural más antigua del país, quedan como referencia para analizar los temas abordados en sendos discursos. El de los dueños de casa, el que resume la opinión de los rurales, fue prolijamente estructurado abarcando los principales temas que hacen al desarrollo del país. Educación, competitividad, relaciones internacionales, medio ambiente, aspectos sociales del medio rural, infraestructura, tributación, seguridad, en fin, nada parece haber quedado en el tintero.
El discurso del presidente de la institución organizadora fue contestado por partida doble. El Ministro Aguerre una vez más en una extensa exposición, por momentos con conceptos interesantes y compartibles, pero sustancialmente dedicado a reivindicar los supuestos logros de su gobierno y finalmente el Sr. Presidente de la República en una intervención breve, de no más de 8 minutos, apelando al tono melodramático del que es afecto cuando quiere poner una dosis adicional de sentimentalismo a sus reflexiones. Más allá del estilo, su mensaje fue conciliador y tuvo pasajes dónde el destinatario del mismo no era precisamente el público presente sino la izquierda más visceral, aquella que estigmatiza al agro a partir de sus prejuicios con los propietarios de la tierra.
Más allá de que el discurso de los ruralistas tiene mucho paño para cortar, para esta nota solo nos referiremos al capítulo relaciones internacionales por considerar que el mismo es uno de los aspectos dónde mayor deterioro ha habido durante los gobiernos de izquierda, y dónde pagamos un alto precio no tangible a la vista de la ciudadanía, pero con impacto en nuestra economía. El presidente de ARU manifestó el descontento de esta gremial por las limitantes en materia de acuerdos de libre comercio, adjudicándole responsabilidad a un Mercosur que desde su creación ha logrado unos pocos acuerdos de preferencia comercial, de menor significación, los que no llegan a cubrir el 10% del comercio mundial. Contrapuso esta realidad con los avances tanto de la UE como de los EEUU en materia de TLC, haciendo mención a un reciente acuerdo logrado por Ecuador con la UE. La reivindicación del ruralismo uruguayo coincide, sugestivamente, con la realizada por la Confederación Nacional de Agricultura y Pecuaria, la principal gremial agropecuaria de Brasil, a sus propios candidatos a la presidencia.
En este capítulo, los ruralistas valoraron los logros en la apertura de mercados para nuestras carnes y cítricos, no obstante recordaron que se accede a los mismos en desventaja respecto de aquellos competidores que disfrutan los beneficios de acuerdos bilaterales. Una verdad tan palmaria que no debería merecer argumentos en contrario.
Sin embargo el Ministro Aguerre minimizó en su discurso la reivindicación ruralista argumentando en forma contestataria que antes que lograr acuerdos bilaterales es fundamental el reconocimiento sanitario y la inocuidad de los alimentos producidos. Nosotros decimos que lo obvio, que además es un logro ya reconocido, no justifica la omisión resaltada por la gremial de productores. Veamos.
Un reciente informe de la Camara de la Industria Frigorífica indica que nuestro país pagó en el año 2013 U$S 223 millones por concepto de aranceles para ingresar a nuestros mercados compradores. Esto significó U$S 113 por animal faenado (el 12% del valor del novillo en pie o el 9% del valor de la res industrializada), o bien el 17% del valor total de nuestras exportaciones cárnicas. Mientras tanto nuestros cítricos, que trabajosamente hemos logrado ingresar al mercado norteamericano dónde apenas tienen una presencia testimonial siendo que no disponemos de las variedades demandadas, se enfrentan a un incremento en los aranceles para ingresar a la UE desde que hemos perdido los beneficios del Sistema General de Preferencias. Así es que en el que aún es nuestro principal mercado pasamos de tributar el 12,5% de arancel al 16%, mientras nuestros competidores gracias a sendos TLC ingresan al mismo con arancel cero.
Así como el Ministro Aguerre pretendió minimizar la incompetencia de nuestras políticas para acceder en condiciones preferenciales a nuestros mercados externos, el Presidente Mujica la resaltó en su persona diciendo “nunca antes Uruguay tuvo el reconocimiento que tiene hoy. Dónde va este presidente le abren la puerta”. Seguro que debe ser así, todos quieren sacarse fotos con un personaje singular en el ejercicio de la presidencia de un país. Pero en materia de aranceles y tratados, que es lo que nos duele, sus viajes y fama internacional tienen relevancia cero. A propósito y al pasar, resulta increíble su reciente viaje a Finlandia para traer nuevas inversiones, más aún luego que fue su partido el que se negó a votar el tratado de protección de inversiones con el país nórdico. Pero a esta altura las incongruencias ya no sorprenden a nadie.
Poco se ha hablado de inserción internacional en la campaña política, si bien fue uno de los 6 temas que las Cámaras Empresariales plantearon a los candidatos el pasado viernes 12 en la Rural del Prado. Hubo una suerte de coincidencia entre los candidatos opositores reconociendo las serias limitantes que nos ha impuesto el MERCOSUR. Mientras que el candidato oficialista al menos no repitió su perimido estribillo de “más y mejor MERCOSUR”.
El Presidente de la más que centenaria gremial ruralista fue aún más lejos, reivindicó “el fortalecimiento de nuestra política exterior afirmando nuestra presencia en todos aquellos ámbitos de decisión mundial dónde hemos sabido ser respetados a partir de la ponderación y seriedad de nuestros planteos.” Seguramente un reclamo que se impone a la vista de la antojadiza y absurda política exterior de la actual Cancillería. Es que Política Exterior e inserción en los mercados externos van necesariamente de la mano.