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Drama interminable de la salud pública

Por Darío L. Pimentel

El drama interminable de la salud pública quedó nuevamente planteado en las últimas semanas, según revelaciones que parecen reanudar un ciclo reiterado en el sector.

Los episodios traumáticos en el ámbito de la salud se han repetido sin cesar durante los últimos años en todas las áreas, en todas, sin excepción.

Han demostrado, entre otras cosas, el fracaso de las transformaciones aplicadas en la salud, transformaciones que, por ejemplo, no han medido las consecuencias en los servicios.

La falta de personal, por otra parte, ha sido un tremendo problema, de graves repercusiones, que tampoco han sabido solucionar las autoridades.

1) Luego del ingreso en estos días de 40.000 pasivos a las instituciones médicas –de acuerdo a la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud– se tejieron comentarios sobre la superpoblación en algunas entidades de atención.

Es más: surgieron ciertas propuestas de aplicar topes a la plantilla de asociados en ciertas instituciones médicas, desbordadas en sus servicios.

Sin embargo, este extremo parece peligroso: sería un desconocimiento al derecho a elegir; obligaría a la población a optar contra sus preferencias y se producirían desvíos hacia más bajas calidades de atención.

2) Instituciones médicas del interior han acusado demasiados ingresos de usuarios, que llevarían a un inevitable “colapso asistencial”, según informes de prensa.

Asimismo, se han denunciado con insistencia la atención deficiente de los especialistas, que distribuyen horas cada tres o cuatro meses.

Trascendió, por ejemplo, que una niña debió esperar 18 meses para llegar a un oculista en Florida.

Algunas versiones señalan que, en términos generales, las mayores demoras se producen en consultas de medicina general.

Otras fuentes han asegurado que las intervenciones quirúrgicas se realizan según “la disponibilidad de médicos, y no de la necesidad de los pacientes”.

También se insiste que en el interior faltan alrededor de 450 médicos, fundamentalmente pediatras, anestesistas, oculistas.

3) La Auditoría Interna de la Nación evaluó el trabajo de la División Fiscalización de la Dirección General de la Salud (setiembre 2012 – febrero 2013), en lo referente a la fiscalización de todos los prestadores de servicios de salud.

Se constató que tres de cinco servicios seleccionados no habían iniciado trámites de habilitación. “El procedimiento implementado no garantiza el cumplimiento de la vigilancia sanitaria en todos los servicios de salud, incrementando la probabilidad de que se materialicen eventos que repercutan en el usuario, con la consiguiente responsabilidad directa del MSP”.

La Auditoría señaló que tampoco hay control de los servicios luego de ser habilitados.

“El monitoreo se limita a las inspecciones motivadas en denuncias, lo que favorece la materialización de riesgos sanitarios sin ser detectados”.

4) Anuncian que la Tasa de Mortalidad en Uruguay habrá de bajar en forma muy lenta. Actualmente se registran 8,8 fallecidos por cada 1.000 menores de un año nacidos vivos.

El doctor Daniel Borbonet, grado cinco en neonatología, declaró que para bajar la TMI es preciso fortalecer la capacitación del personal de primer nivel de atención, lograr más controles de embarazo y mejorar en “calidad y cantidad” los recursos humanos de enfermería en los CTI neonatales.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.