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"Vamos bien", por eso "Uruguay no se detiene"

Hay algo que surge muy evidente: al Frente Amplio se le terminó la patente de corso para decir cualquier cosa y a sus candidatos la coraza de amianto que los protegía. Entonces fracasó con estrépito el eslogan fidelista “Vamos bien” y a media ruta se cambia por: “Uruguay no se detiene”.

Porque el “Vamos bien” venía de Cuba. Y si Fidel Castro, en el año 2006, pudo llenar La Habana con paneles de su imagen y ese eslogan cuando Cuba era un desastre económico, político y social, Tabaré Vázquez habrá pensado que al fin y al cabo el Uruguay no está tan mal.

Y así, impulsó ese lema del inmovilismo, la continuidad, el sigamos así como estamos y por la misma senda, es decir, con una brutal carga tributaria a la población, un enorme despilfarro del gasto público, un poder ilimitado concedido a los sindicatos, unas malhadadas reformas de educación y de salud y una lamentable política exterior.

Y el candidato del FA acumula error tras error, en su desesperada carrera por afianzar la fuerza de su electorado, al que cada día le imputa retroceder en la militancia y le llama a la unidad ante la clara evidencia de sus inacabables disputas internas.

Pobre, tímido y resignado “Vamos bien”, con lo cual Vázquez nos daba garantías a la población que la seguridad no era un problema y lógicamente él iba a seguir el mismo tratamiento incompetente que hasta ahora no ha dado resultado alguno. En eso como en las otras materias del quehacer gubernamental.

El Frente Amplio se dio cuenta que si eso era “ir bien”, cuando la gente opina lo contrario, ponía en riesgo las instancias electorales futuras. Rectifica, entonces, parcialmente el rumbo y lanza el: “Uruguay no se detiene”.

El gran crítico y novelista decimonónico francés Alphonse Carr, escribió una frase que quedó como un refrán de uso común: “Cuanto más se cambia, más es la misma cosa”. Y esto se aplica al nuevo eslogan, ya que si Uruguay no se detiene, es porque vamos bien. A nadie se le ocurre seguir sin detenerse por el mismo camino si este lleva al precipicio.

El “Uruguay no se detiene” es como el famoso dicho del inefable Comandante en Jefe de la Armada golpista, Hugo L. Márquez, cuando sentenció: “Estábamos al borde del abismo y dimos un paso adelante”.

Entonces con ese “Uruguay no se detiene” porque “vamos bien”, ¿cree el Dr. Vázquez que va a conseguir que la clase media lo vote, cuando es quien soporta la carga impositiva mayor y que, día a día, advierte su propio empobrecimiento?

Ese “Uruguay no se detiene” porque “vamos bien”, ¿significa seguir con una serie de emprendimientos ruinosos —como, por ejemplo ALUR— un gasto público injustificable, y un aumento descomunal de la deuda externa?

¿Significa seguir con la degradación de todos los valores propios de nuestras tradiciones y costumbres, seguir promulgando leyes inconstitucionales, ignorando el resultado de plebiscitos, presionando al Poder Judicial y apoyando como héroes a los procesados, si son “compañeros”?

Y, además, ¿significa seguir con las prebendas, acomodos, nepotismo, “lobbys” descarados, todo ese mundo que censuraban antes, pero cuyas “virtudes” descubrieron desde el 1º de marzo de 2005? ¿Significaba seguir el clientelismo electoral por medio de dádivas y beneficios?

Nos cuesta creer, Dr. Vázquez que el Frente Amplio en vez de rectificar el rumbo, insista en el “vamos bien” que implica “Uruguay no se detiene”. Un poco de autocrítica no le vendría mal. Aunque para nosotros, opositores, nos place su nuevo eslogan, porque con él los vemos, a Ud. y al Frente Amplio, cada vez más lejos de seguir rigiendo los destinos de este estoico país, vacunado ya —después de casi 10 años— de la experiencia de la izquierda en el gobierno.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.