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Desde Rivera hasta el presente

Por Consuelo Pérez

Desde el surgimiento de la República Oriental del Uruguay, en cuya concreción tuvo rol preponderante el primer presidente constitucional y fundador del Partido Colorado -el General Fructuoso Rivera- hasta nuestros días, nuestro Partido no ha cejado en su tarea de construir democracia, no solo por haber estado la mayor parte de nuestra historia al frente del Gobierno, sino por su condición profundamente republicana.

Si bien nuestra democracia es considerada como una de las "mejores" de nuestra América Latina, indudablemente los males o deformaciones que la misma puede cobijar como sistema son cambiantes, y su incremento gradual nos debería llamar a la reflexión.

Es inconcebible el crecimiento sin unidad nacional. Recordemos entonces que la idea de "unidad nacional" se hizo presente en los discursos durante la campaña electoral de 1984. Se manifestaba entre los políticos un interés marcado en la importancia de cooperar para la reconstrucción del orden democrático, luego de once años de dictadura cívico-militar, pero en unidad.

Recordemos -los que ya estábamos- que luego de las elecciones, el electo Julio María Sanguinetti lanzó en consecuencia la propuesta de construir un "gobierno de unidad nacional" tal cual se entendía necesario. Para ello mantuvo reuniones con los principales líderes de la oposición: Wilson Ferreira (PN), Líber Seregni (FA) y Juan Vicente Chiarino (Unión Cívica - UC). El planteo del futuro Presidente buscaba lograr acuerdos programáticos, a partir de continuar con el diálogo establecido en la Concertación Nacional Programática (CONAPRO), y a partir de estos culminar los mismos con un gabinete multipartidario. No fue posible desde el inicio, y por supuesto que el Frente Amplio se opuso a la invitación.

No seguiremos analizando la evolución y posterior concreción del mencionado gabinete, pues lo que nos importa resaltar es la actitud del partido Colorado, entonces en la figura del Dr. Sanguinetti. La misma actitud que llevó a la concreción del gobierno de Coalición, y la misma actitud que el Partido Colorado sostiene en el mismo, como actor relevante.

Los cambios muy paulatinos y la alta estabilidad le han dado internacionalmente al sistema de partidos uruguayos la calificación de "institucionalizado": esto es algo así como la capacidad de incorporar la representación de demandas provenientes de sectores que dejan de sentirse representados. El asunto es que esas "demandas" hoy suelen ser anticonstitucionales en sus manifestaciones, confrontativas antes del diálogo, y se encuentran fomentadas y originadas muchas veces en una oposición que en las urnas no obtuvo lo necesario para llevarlas a cabo: el voto del soberano.

Las razones principales de descontento y preocupación entre los uruguayos previas a la elección de 2019 eran la inseguridad, el desempleo y la educación. Ahora bien, no obstante que la mejora plasmada en datos es ostensible, se insiste en entorpecer la labor del gobierno electo.

En el discurso destructivo o desinformativo -y los medios son cómplices muchas veces- se menciona al Partido Colorado como ausente o complaciente. Está ciertamente ausente en los entuertos, y su accionar en muchísimos sitios del Estado, complace lo elegido por la población. Eso. Como en toda su historia.

A modo de ejemplo: decíamos que la postergada reforma de la Educación era uno de los mayores motivos de descontento en la ciudadanía. Una vez puesta en práctica, después de décadas, un grupúsculo de estudiantes detrás de otro que ni siquiera vale la pena mencionar, con actitudes inconstitucionales y antirrepublicanas intenta a diario distorsionar el funcionamiento.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.