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Enemigos del progreso

Un nuevo conflicto en Conaprole vuelve a golpear a los productores lecheros, afectando las exportaciones y la distribución local. La caprichosa Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC), se niega a la incorporación de nuevas tecnologías para la producción, pese a que esto no trae aparejado la pérdida de puestos de trabajo. No hay duda, son enemigos del progreso.

Desde el pasado mes de abril, la AOEC ha tomado medidas cada vez más radicales en oposición a la decisión del directorio de Conaprole, que ha dispuesto reestructurar el sistema de trabajo en la planta de la ciudad Rodríguez, en el departamento de San José, incorporando nueva tecnología para el envasado de leche larga vida. Con la incorporación de la nueva maquinaria, se necesitan 21 de los 32 trabajadores que hasta ahora la operaban. No obstante, esos 11 trabajadores que dejan de trabajar allí no pierden ni el empleo ni el salario, ya que se los distribuye dentro de la empresa.

Pese a ello, el irracional sindicato resolvió exigir el reintegro de los trabajadores a sus funciones originales, asegurando que, mientras esto no se concrete, extenderán el conflicto, realizando paros semanales y movilizaciones coordinadas. No hay que ser experto en gestión de conflictos para advertir que, con los hechos a la vista, las medidas tomadas por el sindicato son profundamente desproporcionadas y abusivas, rozando la extorsión.

Como recordaba hace poco nuestro experto en agro, Tomás Laguna, no es la primera vez que este irracional grupo de dirigentes gremiales pone contra las cuerdas a la sacrificada familia del tambo. Recordaba Laguna en Correo: "En una oportunidad se reclamó que se mantuvieran en sus puestos a funcionarios que serían despedidos tras comprobar que robaban en la planta; en otra se pretendió que se mantuviera la relación laboral con zafrales aun cuando su contrato estuviera finalizado; en el 2013, reivindicando mejoras salariales basadas en un ocasional mayor precio de la leche en los mercados externos; en el 2018, reclamaron la reposición obligatoria de cualquier vacante que se produjera en la planta industrial, incluso ante la jubilación de un funcionario, enfrentando cualquier decisión de invertir en mejoras tecnológicas tendientes a bajar costos operativos...".

Según informó el presidente del directorio de Conaprole, Gabriel Fernández, en diálogo con El País, en estas tres semanas de conflicto la empresa ha perdido la venta de un millón y medio de litros de leche, junto a "algunos negocios" que la compañía tenía pautados con otros países (situaciones que acarrearan "alguna multa" con "algún cliente en China por no cumplir en tiempo y forma con la exportación"). Fernández aseguró que además se han derramado uno 5.000 litros de leche por parte de tambos; hecho que podría empeorar sustantivamente, ya que de mantenerse las medidas sindicales "va a llegar un momento (en) que los silos no van a alcanzar, y eso va a implicar que los tambos empiecen a derramar leche".

Retomando las recientes reflexiones de nuestro experto en agro, es triste pero real: Conaprole ha perdido su capacidad de decisión. No puede administrar el personal, disponer cuántos funcionarios necesita, cuáles serán sus tareas o sus horarios, tampoco tomar decisiones estratégicas, como las de la inclusión de una nueva tecnología, que de ser rechazada afectará su competitividad y consecuentemente su viabilidad.

De seguir con esta destructiva actitud, el sindicato logrará terminar definitivamente con la cooperativa. Todo indica que llegó el momento de tomar decisiones políticas que impidan ese triste desenlace...

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.