Esta nueva edición de la Expoactiva, celebrada tras un verano trágico por sus consecuencias agronómicas, es una notable demostración de reacción y optimismo ante la adversidad.
Por estos días se lleva a cabo la 26° edición de la ya tradicional Expoactiva, inteligente presentación del agro negocio en acción. Surgió de una desafiante iniciativa de un grupo de directivos de la Asociación Rural de Soriano hace ya 31 años. La muestra tuvo 8 ediciones continuas hasta que por razones de gestión, en particular su financiamiento, debió suspenderse hasta que a partir del año 2004 se concretó su realización anual, sin interrupciones, y en una constante de crecimiento en calidad de la propuesta. Un claro reflejo de la evolución del agro negocio en nuestro país, con particular énfasis en la agricultura "chacrera". Este año inaugurando predio propio con todo lo que implica del punto de vista logístico para el futuro de la muestra.
La edición de este año se desarrolla en medio de un catastrófico verano durante el cual se fueron agudizando los efectos del déficit hídrico considerando las extremas condiciones de evapotranspiración provocadas por una intensidad de radiación solar y calor inusitada. Situación que determinó consecuencias extremas para los distintos rubros del agro, las que se trasuntaron en diferentes reacciones, actitudes y ánimos.
En la región del litoral agrícola, zona de influencia de la Expoactiva, productores vinculados a las gremiales de la región y que han padecido la pérdida de sus cultivos estivales entienden que, luego de varios años de buenas cosechas y precios, la situación es sobre llevable en tanto se espera con optimismo la siembra de invierno. Se reconoce que, más allá de situaciones muy particulares, la actividad futura de los productores cuenta con crédito bajo las líneas habituales del BROU así como de las propias empresas proveedoras de insumos. Todos, banca y empresas proveedoras de insumos, en un acto de confianza en la capacidad de reacción del rubro.
En el otro extremo, hay gremiales regionales ganaderas que proclaman la "Catástrofe Agropecuaria Nacional" y amenazan con salir a las rutas nacionales para concientizar respecto de la gravedad de la situación (comunicado de la Asociación Rural de Tacuarembó fechado 13 de marzo). Si bien son reacciones de gremiales regionales, la ART ya recibió la adhesión de otras federadas, no existe aún una proclama en igual sentido de la Federación Rural, a la postre quien las nuclea.
Una misma realidad nacional, dos reacciones absolutamente diferentes.
El negocio agrícola, lo hemos dicho varias veces desde estas páginas, requiere una sucesión de varios años, la estimación es no menos de 7, para poder determinar las bondades del negocio como tal. Esto es ganar dinero. En una serie de esta dimensión se suceden buenas y malas cosechas, zafras con mejores o peores precios. Si el productor logra tener "espaldas", si es prolijo en su manejo financiero, generalmente tiene la capacidad de soportar una zafra de pérdidas totales como la estival de este año. La agricultura, además, siempre tiene revancha inmediata dentro del mismo año.
Distinta es la realidad de la ganadería de carne. Con ciclos productivos más largos, entre la decisión de entorar hasta que se vende el ternero al destete necesariamente pasa un año y medio. Si el productor además recría el ternero, el plazo entre la decisión y su concreción monetaria se extiende cuando menos 4 meses más. Los terneros que no se gesten este verano impactan como pérdida en el ejercicio siguiente. Entre tanto el ganadero debe realizar una importante erogación en mantenimiento del rodeo, evitando que las secuelas sean permanentes luego de un otoño con aporte de forraje incierto y el invierno por delante.
Convengamos que la ganadería también viene de años de muy buenos precios, más allá de ocasionales fluctuaciones. En la última presentación de resultados de gestión (2021/2022) del Instituto Plan Agropecuario, los técnicos responsables hablaban de un año para encuadrar por sus bondades. Aun considerando estos antecedentes, necesario es reconocer que no es lo mismo ver languidecer un cultivo en una chacra que ver al ganado cruzar las patas en el campo ante la falta de pasto, y peor aún, de agua para beber. La sequía en su máxima expresión, como la padecida, altera todos los ánimos llevándolos al borde de la desesperación. Acaso es la explicación de comunicados altisonantes como el de la muy representativa gremial ganadera de Tacuarembó.
Más allá de la desesperación de algunos, la Expoactiva se lleva a cabo en medio de un relativo optimismo. Entre las referencias consultadas, un chacrero muy afectado por la sequía nos decía: "Habremos perdido las plumas pero nos quedan los canutos" en referencia a que hay capacidad de reacción.
Una referencia a la columna de la semana pasada. La agricultura de secano no es ajena a la trilogía en competitividad que afecta al arroz: 1. Tecnología de punta en todas las chacras, 2. Costos altos para producir, 3. Tipo de cambio que agudiza el efecto del alto costo país. En los últimos años los agricultores del litoral han sustentado el negocio en una alta productividad a la vez de aprovechar la oportunidad de buenos precios internacionales. Bajo estas dos premisas, si bien no ignoran el perjuicio de la apreciación de la moneda local respecto al dólar, mantienen un fuerte optimismo respecto de la competitividad de la agricultura llamada de secano. Capacidad de resiliencia del agricultor del litoral tal vez sea la expresión más certera.
En estas reflexiones no hemos abordado la importante incidencia de una menguada cosecha en los servicios conexos instalados en pueblos y ciudades que viven de los resultados del agro negocio. Necesario es reconocer que hay una población que estará muy afectada y que no necesariamente son productores.
Finalmente, nuestro aplauso ante una nueva edición de la Expoactiva, una referencia tangible de lo mejor del Uruguay productivo, aún en la adversidad.