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La economía internacional: desafíos y oportunidades

Por Jorge Ciasullo

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como analistas internacionales, han realizado pronósticos poco alentadores relacionados con el impacto en la economía y el desarrollo global, como consecuencia da la pandemia de Covid-19 y de la guerra, producto de la invasión de rusa a Ucrania. De ello no escapa América Latina.

Según la OCDE, la guerra en Ucrania provocó una desaceleración en la economía global. En efecto, cuando en diciembre de 2021 el pronóstico de crecimiento era de 4,5%, ahora se estima en 3% para 2022 y 2,75% para 2023.

Entre los efectos que esas situaciones han provocado (COVID y guerra) claramente han impactado en los precios -al alza- de las materias primas, sumado a ello la presión inflacionaria en las mayores economías, que derraman sobre el resto del mundo. Así, se pronostica que los precios al consumo como consecuencia de la inflación mundial alcancen en 2022 el 9%. El doble del que se preveía.

Al aumento de las materias primas, se suma que se estima en 20 millones de toneladas de productos agrícolas paralizados en los puertos de Ucrania que han sido minados por las fuerzas rusas, lo que los transforma en inaccesibles.

Por otra parte, la cuarentena dispuesta por China -el mayor exportador del mundo y el segundo mayor importador- afecta a todos los mercados. En efecto, su producción y exportación de productos manufacturados, maquinaria, productos electrónicos, textiles, acero hierro, equipos médicos, etc. ahora prácticamente detenidas, están afectando a grandes empresas en el mundo, como consecuencia, no sólo inflacionarias, sino de paralización, cuyo resultado en el futuro inmediato, es algo más que incierto, pero que desde ya que afectarán el empleo, el comercio interno e internacional y el bienestar de millones de familias.

Vinculado a lo anterior, se sostiene, por calificados actores, que debe evitarse a toda costa una crisis alimentaria que evite repetir el no acceso a vacunas para los países más vulnerables. Para ello, es necesario una cooperación mundial, garantizando que los alimentos lleguen a los consumidores, a precios asequibles, particularmente a aquellas enormes poblaciones de bajos ingresos. Parece hasta irónico señalar que tres misiles de alta tecnología, de los cuales dispone cientos Ucrania, tienen un costo igual al total de las exportaciones anuales de Uruguay (Thomas Friedmann, Radio Carve, 13/06/2022). Por si eso fuera poco, la mayoría de los países de Europa (Alemania, Bélgica, Francia e Inglaterra) están destinado miles de millones de dólares en adquisición de armamento.

En cuanto a América Latina, que tuvo un crecimiento superior a lo esperado en 2021, la economía presenta ahora desaceleración. La OCDE estima que para 2022 el crecimiento ponderado se sitúe este año en 2% y 1,6 en 2023.

En el caso de Uruguay, el Centro de Investigaciones Económicas (CINVE) estima un crecimiento por encima de la región (4% este año y 3% en 2023) donde si bien han impactado en la inflación los precios del petróleo, su impacto negativo se ve compensado por el alto precio de los productos agrícolas, principal exportación de nuestro país.

Por todo lo anterior, parecería de meridiana claridad que la oportunidad que se presenta debe dar lugar a: el desarrollo de políticas sociales; el destino adecuado por los mayores ingresos fiscales por los precios de las materias primas exportadas; obras de infraestructura; atracción de inversiones y abrirse al mudo y al comercio mediante acuerdos bilaterales, eliminado además trabas arancelarias y no arancelarias, que lo dificultan cuando no lo anulan.

Si el Uruguay, continúa con el camino que ya ha emprendido, creemos puede atenuarse la crisis global, casualmente convirtiendo lo que en la sabiduría milenaria de China se expresa Wei Ji (Wei: peligro - Ji: oportunidad).

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.