Días atrás, la joven Amira Fagúndez, dirigente de la Unión de la Juventud Comunista (UJC) y de la FEUU, delante de dos prominentes senadores del Frente Amplio, propugnó por "superar" la democracia y la alternancia en el gobierno que le es inherente para, en su lugar, instaurar un sistema cuyas características no atinó a verbalizar.Efectivamente, el pasado 12 de mayo, en el programa "Relatos" de TV Ciudad ("Un abordaje de la actualidad política, económica y social, mediante reportajes y entrevistas", se lo define en la web de ese medio), ante la ostensible incomodidad de los senadores Alejandro "Pacha" Sánchez y Mario Bergara y la incrédula mirada de la conductora del programa, Ana Laura Pérez, la joven Fagúndez expresó:
"Una de las cosas que hace la diferencia, radicalmente, es pensar en esto de si podemos mejorar simplemente las condiciones de vida bajo un sistema capitalista o si es necesaria una trasformación real y vivir en otro sistema que sea mejor. Pensar que podemos conquistar derechos y avanzar en democracia claramente es una perspectiva de las izquierdas, pero pensar que ese es el fin, ¡no! El fin es entender que este sistema nos va a seguir oprimiendo (...) es necesario buscar una alternativa que mejore realmente y radicalmente las condiciones de la gente, de las grandes mayorías. Es necesario pensar cómo las fuerzas de izquierda, tanto sociales como políticas, pueden poner un eje común que sirva para salir de este sistema que nos encontramos (sic), que no hay una salida posible que sea realmente con realidades democráticas y de justicia plena. En realidad, es algo que hemos visto y vemos constantemente: se logran -como en el caso uruguayo- conquistar ciertos derechos pero que después vienen gobiernos de derecha, neoliberales, que restauran todo lo que eran en el pasado. Es necesario construir una perspectiva superadora de esto, que realmente emancipe a la sociedad toda, que pueda realmente construir cultura desde otro lado, que pueda construir una educación popular desde otro lado...".
Como resulta sencillo advertir en una primera lectura, Amira Fagúndez aspira a construir una alternativa al capitalismo, sistema que -ella sostiene- "siempre nos va a seguir oprimiendo". No alcanza, como ella sostiene, con "mejorar simplemente las condiciones de vida bajo un sistema capitalista": se trata de "vivir en otro sistema mejor".
Pero para lograr ese "sistema mejor" es necesario arrojar por la borda la democracia liberal -segunda lectora- porque ésta entraña un gran peligro para la construcción de esa alternativa al capitalismo: viene la gente y con su voto saca a la izquierda del gobierno y pone a otros. No otra interpretación puede deducirse de su afirmación de que "se logran -como en el caso uruguayo- conquistar ciertos derechos pero que después vienen gobiernos de derecha, neoliberales, que restauran todo lo que eran en el pasado. Es necesario construir una perspectiva superadora de esto". O sea, superadora de la alternancia democrática.
Desde ya hay que reconocer la (tal vez ingenua) franqueza de la joven comunista. Porque, en definitiva, deja en evidencia que el Partido Comunista de Uruguay (PCU) nunca cambió desde su fundación en 1920. Cambiaron, sí, ciertos encuadres teóricos y -ciertamente- sus planteos tácticos, pero el rumbo estratégico siempre fue el mismo: destruir el capitalismo (en cualquiera de sus variantes) y, a tales efectos, destruir también la democracia liberal para remplazar ambos por el totalitario -necesariamente totalitario- sistema socialista a efectos de construir su utopía milenarista: el comunismo.
En esa escuela se siguen formando los cuadros del PCU, fuerza de primerísima importancia en el Frente Amplio.