Correo de los Viernes - Imprimir Noticia
Imprimir

En clave bélica

La declaración que el PIT - CNT emitió el pasado martes, evaluando el resultado del referéndum contra 135 artículos de la llamada LUC, dan cuenta del clima de guerra al que se llegó el domingo pasado y que, al revés de lo que podría esperarse, se ha profundizado en los días subsiguientes. No es el camino para fortalecer el diálogo democrático, por cierto, sino la voluntad expresa de crear una grieta en el tejido social.

Titulada "Carta abierta a las y los trabajadores y el pueblo", la declaración -en consonancia con los discursos del domingo pasado- no reconoce la derrota electoral (ver la columna del Dr. Sanguinetti en esta misma edición). Apenas señala que "los votos alcanzados por el SÍ no fueron suficientes para anular los 135 artículos cuestionados de la LUC; esto es así y por tanto no hablamos de victoria". "Derrota hubiera sido no encarar esta lucha", afirma más adelante.

En otro tramo se expresa que la votación del SÍ "logró acumular la mitad de las voluntades de la población para cuestionar un aspecto central de las políticas públicas de los sectores reaccionarios". En suma, aquello que se pretendía era no solo cuestionar al gobierno -al que se califica de "reaccionario"- sino amputarle un instrumento clave de su acción y deslegitimarlo. Acción de gobierno que, de paso, la declaración apostrofa como "ofensiva neoliberal", recurso apolillado si los hay.

El objetivo, desde el inicio, fue procurar bloquear y deslegitimar al gobierno. A 11 días de haberse iniciado el mismo, el 11 de marzo de 2020, antes de que el proyecto de LUC fuera enviado al Poder Legislativo, una asamblea de la Federación ANCAP (FANCAP) caracterizaba a la LUC como "neoliberal, clasista, regresiva, represiva, antidemocrática, punitiva, privatizadora y concentradora del poder, el ingreso y la riqueza". Y luego de su aprobación y promulgación, el 17 de julio de 2020 otra asamblea de FANCAP afirmaba que un recurso de referéndum contra la LUC constituiría una "estrategia de acumulación, organización y resistencia al modelo neoliberal, antipopular y autoritario que representa la coalición de gobierno". De eso se trataba.

Y de eso se trata ahora también. "El nivel de unidad, la acción común, el sistema de vínculos y redes desde el pie que quedó tejido en esta batalla son un punto de partida fundamental para dar continuidad a la lucha", expresa la declaración, dando cuenta de cuál será la actitud del sindicalismo en adelante: está en pie de guerra. Y seguramente arrastren al Frente Amplio, como sucedió con el referéndum.

No exageramos: "no podemos ni debemos perder lo conquistado desde la perspectiva de la acumulación de fuerzas", señalan. "La perspectiva es de combate", dicen más adelante con el propósito de "avanzar hacia la emancipación nacional y social de nuestro pueblo, desplazando definitivamente del poder a las clases dominantes".

Como se advierte, es una declaración "vintage", con olor a naftalina. El problema con ese lenguaje bélico es que la militancia se radicaliza y se torna violenta. Generalmente, verbalmente violenta, como se advierte en las redes y se vio durante la campaña, pero ocasionalmente, los más "loquitos", pueden pasar de las palabras a los hechos, como ya se vio.

En definitiva, este no es el camino a recorrer para recomponer nada. Y así lo dicen.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.