Diego28.4.2017 / 10:1
Continúo: la tolerancia, así entendida, no es más que "dictadura del relativismo", la "dictadura de las mayorías". En realidad, en tal tolerancia no hay respeto ni a la persona, ni a su capacidad de conocer la verdad, de aportar su punto de vista que enriquezca nuestra visión de la realidad. Sólo importan las opiniones que coinciden con la mía (para sumar votos para conformar la mayoría). No importa la argumentación en el debate, la fundamentación racional de las decisiones, sino la estrategia -manipulación- para conseguir adeptos. Y una de esas estrategias es acallar a los que opinan distinto, mediante la manipulación del lenguaje y la imposición cultural de lo "políticamente correcto".
 
Diego28.4.2017 / 9:55
¡Excelente artículo! ¡Qué cierto es que sólo si admitimos que hay una realidad que podemos conocer, y a la que puede adecuarse -más o menos- nuestro entendimiento, y que, por tanto, puede ser una medida de la verdad, sólo entonces, es posible el diálogo, la escucha de distintos puntos de vista sobre esa realidad, para poder comprenderla mejor! En cambio, si se entiende "tolerancia" como "relativismo", como que todo juicio, toda opinión, vale igual porque no hay verdad posible, entonces, la única forma de ponernos de acuerdo en cómo actuar es la decisión arbitraria (ciega, pues no está abierta a la realidad): las mayorías que aplastan a la minoría a la que no hay que escuchar, pues la decisión ya está tomada y validada por la mayoría.
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