Correo de los Viernes - Un pretexto insólito

Un pretexto insólito

La aprobación del proyecto de ley sobre vivienda popular arrinconó al Frente Amplio y le obligó a argumentar que la iniciativa no tiene financiamiento, pretexto insólito para quienes han promovido despilfarros de toda índole.

La discusión del proyecto de ley del diputado de Unidad Popular Eduardo Rubio, por el cual se destinará el 1% del Producto a la construcción de viviendas populares, provocó situaciones parlamentarias inéditas. La iniciativa fue votada por toda la oposición y por el diputado frenteamplista independiente, Darío Pérez, pero es dudoso que el Senado lo sancione, ya que en la cámara alta el oficialismo mantiene la mayoría.

El argumento del Frente Amplio para no votar el proyecto fue, por lo menos, curioso, ya que se sostuvo que el mismo no tienen financiación, es decir no indica de dónde saldrán los recursos, los que deberá solventar Rentas Generales, esa grande e innominada bolsa del Estado. Es la primera vez que la mayoría recurre a ese tipo de explicación, ya que reiteradamente ha sancionado leyes que no prevén financiación alguna, como ocurrió recientemente con las normas sobre violencia doméstica y con el código general del proceso, que presentan serias dificultades de aplicación por no haberse previsto en las leyes respectivas las fuentes presupuestales. Es indudable que el Frente Amplio se manejó sólo con criterios electorales, procurando quitarle repercusión a la propuesta de un diputado izquierdista pero no frentista que con su iniciativa puede dañarlo.

SI el Frente Amplio hubiera tenido anteriormente esta conducta responsable con las finanzas, el país se habría evitado los desastres que todavía estamos pagando todos, como lo ocurrido con Ancap, con Alur, con Pluna, con el Fondes, con la regasificadora y con tantas otras experiencias en las que Uruguay ha perdido millonadas.

También resulta contradictoria la conducta de los legisladores de la oposición, que siempre han reclamado que el Parlamento actué con responsabilidad y que fije con precisión el financiamiento. Si eso valía antes, debe valer ahora y la oposición debió abstenerse de apoyar un proyecto de esta índole.

Pero lo que demostró irrefutablemente la discusión parlamentaria es que los planes de vivienda del gobierno brillan por su ausencia. El sector al que apunta el proyecto del diputado Rubio, el de las familias que tienen ingresos menores a los $ 70.000 por mes, no es atendido por ninguno de los planes existentes, los que, además, van muy lento. El déficit habitacional sigue siendo enorme y se calcula que por lo menos faltan 80.000 viviendas. Ni los planes habituales ni el famoso programa Juntos que promovió el ex presidente Mujica han funcionado, contándose apenas por decenas las casas efectivamente entregadas.

Ese es el resultado de un gobierno que se ha autoproclamado campeón de las políticas sociales pero que en realidad, hizo y hace muy poco.