Tiempo de escuchar propuestas para la recuperación productiva del agro

Por Tomás Laguna

Tiempos pre electorales son tiempos de propuestas. Más que nunca cuando se esperan respuestas inmediatas para la producción nacional. La situación es lo suficientemente crítica como para tolerar improvisaciones o discursos hechos.

No hay ámbito que no convoque a asesores de los candidatos o a los candidatos mismos. Recientemente lo hizo la Unión Rural de Flores en sus 60 años bajo el título “Agro y Política”. Con anterioridad Cooperativas Agrarias Federadas presentaron sus propuestas al próximo gobierno. En los próximos días la Sociedad de Productores Forestales organiza su mesa de diálogo referida a los “Retos para la construcción del mañana”. Seguramente en la próxima Rural del Prado habrá otras instancias por el estilo.

Existe además la expectativa de conocer aquellas personas que son consideradas referentes y por lo tanto podrían ser actores relevantes a partir de los cargos ejecutivos en un eventual gobierno del candidato al cual responden.

El riesgo de estas exposiciones programáticas está en que se caiga en lugares comunes. El listado de argumentos zonzos puede llegar a ser muy extenso.

Tampoco resulta lógico quienes acuden a un escenario de propuestas para hacer diagnósticos con descripción de causas y consecuencias, por demás trillados y que poco aportan siendo que son más que conocidos por todos. Para ello basta leer y releer las declaraciones y discursos de los dirigentes ruralistas, cuya misión es precisamente denunciar la situación por la que atraviesan los distintos rubros de la producción.

Es que referirse a las medidas de gobierno para reactivar la producción agropecuaria y a partir de ella el agro negocio de exportación obliga en primera instancia a asumir un compromiso en materia de políticas macro económicas. La primera referencia obligada debe comprometerse con lograr un tipo de cambio competitivo a nivel internacional, más los necesarios ajustes en materia de austeridad en el gasto público. Sin un compromiso en este primer tema, tipo de cambio y austeridad en el gasto público, todo lo demás resulta fútil, irrelevante.

Un segundo escalón inmediato refiere a las políticas tributarias y forma de aporte de la producción agropecuaria. Es clave el compromiso en el sentido de eliminar los impuestos ciegos sobre los bienes de capital, es decir todos aquellos que no se compadecen de la rentabilidad del negocio. Impuestos que crecieron durante el mal llamado gobierno progresista. El agro debe asumir sus responsabilidades con el Estado tributando de acuerdo a la rentabilidad del negocio y no al capital involucrado en el mismo.

En este mismo capítulo se debe asumir el compromiso de reducir a su mínima expresión el costo país, pesada mochila para la producción en general, pero para los rubros de exportación en particular. De alguna manera es una derivada del gasto público. En ese sentido una especial referencia merecen las tarifas públicas. Un buen referente político necesariamente deberá ser preciso al momento de definir cómo encarar estos temas.

Recién luego corresponde el capítulo inserción internacional. Hoy con la promesa cierta de terminar por concretar el tratado de libre comercio con la Unión Europea. Una agresiva política de inserción internacional se hace necesaria para recuperar preferencias comerciales. Es necesario exigir a quién sea referente agropecuario de un candidato tener definiciones precisas y definitivas en este tema. Lo que debe quedar claro es que los tratados para acceder con preferencias comerciales a los distintos mercados son el camino, la gran carretera. Pero esa autopista de poco sirve si luego para transitarla vamos a utilizar una Commer del ´56 …

Luego viene el capítulo infraestructura y logística, como bajar costos por el transporte del producto de chacra a puerto. Otra definición imprescindible que debe incluir cualquier propuesta para el desarrollo productivo del país en todas sus regiones sin distinción por su ubicación en relación a los puertos.

Recién luego de haber obtenido definiciones precisas en los capítulos anteriores se puede ingresar a considerar políticas sectoriales y los instrumentos necesarios para una gestión moderna no solo en los aspectos productivos sino también en los financieros, de modo de contar con herramientas para seguros en los precio del producto a futuro, garantía necesaria al momento de sembrar.

El reconocimiento de nuestro país como proveedor de alimentos a partir de sistemas sustentables, con inocuidad alimentaria, que respeten el ambiente, el bienestar animal y las exigencias en materia de políticas para mitigar el cambio climático deben ser parte de la propuesta, pero pueden resultar ridículas y extemporáneas si no se considera previamente todo lo anteriormente mencionado.

También hay un gran capítulo institucional para abordar. Nuestro país se caracteriza por su fortaleza institucional en todos los ámbitos. En el agropecuario en particular la red de instituciones es muy vasta. No obstante hay capítulos sin resolver como lo es la transferencia de tecnología. Pero por otro lado existen ya señeros institutos, la mayor parte de ellos creados con posterioridad al retorno a la democracia, los que deberían ser vueltos a evaluar no tanto en sus objetivos pero si en la forma de alcanzarlos. Existe suficiente experiencia en cuanto a los recursos necesarios para solventar los presupuestos de estos institutos para volver a considerar la magnitud de los mismos. Todos estos tientos salen del mismo cuero…

En definitiva, existe una gran expectativa por escuchar los referentes de los candidatos en materia de políticas para el sector agropecuario. Pero si los mismos van a tomar un micrófono para transitar por caminos ya trillados, haciendo diagnósticos y reivindicaciones de tribunas gremiales nada aportarán y dejarán en un gran debe las políticas de ese candidato para lograr la reactivación productiva del agro.

Es de esperar que el partido de Batlle, impulsor de la investigación agropecuaria, del desarrollo rural a partir de las sociedades de fomento instaladas junto a las estaciones del tren, del Instituto de Colonización como formidable herramienta para el acceso a la tierra en tiempos de la ganadería extractiva, de las políticas de impulso a la agricultura en los 50, esté a la altura de las circunstancias al momento de proponer sus políticas para el desarrollo productivo y social de la campaña.



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