Es que la lentitud e incertidumbre que tiene la campaña de vacunación contra el COVID-19 en el vecino país, las restricciones y condiciones para los mayores de 60 años, así como las cuarentenas obligatorias necesarias, y los costos que supone trasladarse a nuestro país, hace que muchos de los uruguayos que viven en Argentina estén evaluando volver para poder inmunizarse contra el virus, que hace estragos en todo el mundo.

Si bien el único requisito para poder agendarse en nuestra campaña de vacunación es tener cedula de identidad uruguaya, la problemática mencionada ha generado interés en nuestras autoridades en cuanto a la facilitación de dicho proceso.

La preocupación de los compatriotas que viven en Argentina es compartida aquí, y legisladores de Cabildo Abierto y del Partido Nacional ya propusieron al gobierno vacunar a los uruguayos que viven en Argentina, e implementar mecanismos a tales efectos.

Es que a la lentitud del proceso en la vecina orilla, donde solo el 17% de la población cuenta con una primera dosis de la vacuna, se suma el descreimiento de gran parte de la población, que manifiesta, como es sabido, que la vacunación es utópica, pues sencillamente, no hay vacunas. No están llegando las dosis como se dijo en un primer momento desde el gobierno, que, además, en un discurso cargado de acusaciones a diestra y siniestra, busca eximirse de responsabilidades, con una perorata cargada de irresponsabilidad, generando incertidumbre y temor.

Medios de prensa de la vecina orilla opinan que "las medidas que analiza el gobierno de Lacalle Pou para facilitar la vacunación de los uruguayos residentes en Argentina sería muy efectiva", fundamentalmente para quienes no pueden costearse el monto de los pasajes necesarios para dos viajes -uno por dosis- y además someterse a cuarentenas que conspiran contra la actividad laboral.

Obviamente no todos los uruguayos estarán de acuerdo en dotar de soluciones a compatriotas que no viven aquí, máxime cuando en Uruguay la campaña está en pleno proceso, y tampoco es sencillo implementar los aspectos operativos, logísticos, y de instrumentación de un posible mecanismo.

Pero más allá de las dudas y complejidades, está claro que el Gobierno no pone en la balanza aspectos políticos, que son lo medular en los sistemas populistas como el que padecen los compatriotas afectados por la inoperancia.

No escuchamos decir a nadie sensato que "la ley de los grandes números", permitiría suponer que casi la mitad de los ciudadanos a contemplar, han venido más de una vez a lo que llaman "el paisito", a poner su voto a otro conglomerado populista, hoy en minoría absoluta. Nuestra mira está más alta.

Esta actitud de apoyo no nos llama por supuesto la atención, y nos recuerda que estamos en el buen camino, el cual hemos retomado, a diferencia de nuestros hermanos argentinos.

Tranquilos, aquí, la cordura alcanza para todos.