Siguen creciendo los delitos y asesinatos baten récords

Aunque las autoridades anunciaron una baja en las rapiñas, los datos oficiales indican que hurtos, rapiñas y copamientos siguieron creciendo. Para colmo, la cantidad de asesinatos y los homicidios no aclarados alcanzan los peores porcentajes de América Latina

Según medios de prensa hay barrios de Montevideo en los que la tasa de homicidios es similar o supera los famosos registros “rojos” de México o de San Pablo, lo que habla a las claras de un situación dramática, adjudicada por el Ministerio de Interior al auge de los “ajustes de cuentas” entre bandas de delincuentes, como quitándole entidad al asunto. Aunque así fuera, el Ministerio debería mostrar otro tipo de preocupación por este lamentable registro.

Los datos del primer semestre de 2015 del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad, establecen que los homicidios consumados llegaron en ese período a 154, mientras que en los primeros seis meses de 2014 fueron 142 y en 2013, 130-

El diario El Observador explicó que “el problema está en Montevideo. De hecho la tasa de homicidios (que se mide cada 100 mil habitantes) fue en seis meses de 4,4 a nivel nacional, pero de 7,1 en Montevideo.

En todo 2014 la tasa se ubicó en 7,5 homicidios cada 100 mil habitantes. Pero al indagar en los barrios de Montevideo, que a nivel policial se agrupan en 24 seccionales, se observan zonas con niveles de violencia extrema. Un mapa incluido en el informe del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, con datos del primer semestre de 2015, revela que hay zonas de la capital con tasas de homicidio similares a las de México, que tiene 25 homicidios cada 100.000 habitantes, o Brasil con 29. Así es el caso de la seccional 17, que incluye barrios cercanos al Cementerio del Norte y Manga, entre otros, donde la tasa para la mitad de este año fue de 22,7 cada 100 mil habitantes”.

Por su parte, el comunicado oficial del Ministerio, reproducido por La República indica que aunque bajó la cantidad de homicidios no aclarados, la cifra sigue ubicándose muy por encima de la media mundial y latinoamericana, lo que sin duda está mostrando un importante grado de ineficacia o de omisión de las autoridades.

A esa triste realidad, debe sumarse el hecho de que las rapiñas siguen creciendo. EL Ministro Eduardo Bonomi y otros jerarcas han insistido en los últimos tiempos en que las rapiñas “empiezan a bajar”, eufemismo que procura disimular el hecho de que las rapiñas crecen menos que antes, pero en realidad siguen aumentando. En el primer semestre de 2013, las rapiñas consumadas e intentadas fueron 9367, en el mismo período de 2014 ascendieron a 10.344 y en estos primeros seis meses de este año llegaron a 10.534. Es decir, entre 2015 y 2014 subieron menos que entre 2014 y 2013, pero en los hechos, siguen subiendo. A este promedio, el año que corre terminaría con un total de 21.000, lo que desmiente rotundamente las afirmaciones del ministro Bonomi, quien por lo menos desde 2013 viene anunciando una baja real y no relativa de las rapiñas. A ello se sumó en la campaña electoral del año pasado la promesa del Dr. Tabaré Vázquez en el sentido de que las rapiñas se reducirían entre 2015 a 2020 en un 30% todo lo que suena a mera propaganda electoral si tenemos en cuenta los números que el propio Ministerio de Interior ha hecho públicos.

También subieron los hurtos y los copamientos. En cuanto a los hurtos, para todo el país en el primer semestre del 2013 los consumados más las tentativas fueron en total 51.892 casos; en 2014 ese registro ascendió a 53.791 y en 2015 el número fue de 53.569 casos. Si bien los hurtos bajaron en el primer semestre de 2015 respecto a 2014, no ocurre lo mismo con relación a 2013.

Los copamientos vienen lamentablemente en auge. Los datos oficiales de todo el país sobre esos hechos delictivos consumados e intentados durante el primer semestre de los años comparados, indican cifras alarmantemente crecientes: 4.500 en 2013; 5.035 casos en 2014 y 5.472 en 2015.

El país sigue fracasando, por lo tanto, al momento de dar respuestas a los temas de seguridad pública. La captura de los secuestradores de la doctora Salomone pareció dar un cierto alivio a la situación, pero la misma existe y sigue sin resolverse. Se ha terminado ya la instancia de responsabilizar a la “herencia maldita” de los gobiernos anteriores y se ha agotado la excusa de la explicación y justificación del delito por razones económicas, porque tras diez años de crecimiento del salario y del empleo el delito sigue aumentando.

Quiere decir que a Bonomi y a su equipo les llega la hora de la verdad. Y los hechos, que son más empecinados que las promesas y las interpretaciones ideológicas, vienen demostrando que el Frente Amplio ha fracasado rotundamente en este asunto tan sensible e importante para la convivencia pacífica.




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