Sendic al borde del abismo

El Presidente Vázquez, pocas semanas después de haber ratificado su confianza en Raúl Sendic y de haberlo defendido ante un (inexistente) “bullying”, parece haber dado un giro de 180° y ha señalado que “una renuncia, es una renuncia” y que es un “problema personal que él (Sendic) tendrá que evaluar”. Todo indica que a Sendic le han soltado la mano en el oficialismo y ahora se lo quieren sacar de encima. Ello, sin embargo, no puede suponer la “santificación” del Frente ante la opinión pública.

Esta sorpresiva voltereta de Vázquez, en que expresó su total acuerdo con la declaración de la Vertiente Artiguista del domingo pasado, es apenas la frutilla de la torta. O, si se prefiere, el inicio del fin.

Primero fue la comparecencia de Sendic (dicen que voluntaria) ante el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio. Allí, para sorpresa del compareciente, los integrantes del órgano, en lugar de darle una palmadita y decirle que aquí no ha pasado nada, lo sometieron a un difícil interrogatorio sobre la naturaleza de los gastos en que incurrió con la tarjeta corporativa de ANCAP. Según trascendió a la prensa, las preguntas incomodaron sobremanera al Vicepresidente, quien se puso muy tenso.

A ello le siguió una declaración del presidente de la Junta de Transparencia y Ética Pública, Ricardo Gil Iribarne, señalando que si Sendic usó la tarjeta para gastos personales y no reintegró los importes, se tratará entonces de una situación “claramente irregular” que “ameritaría el pasaje a la Justicia”.

Luego vino la versión que hizo trascender el semanario “Búsqueda” el pasado 13 de julio: los miembros del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, luego de analizar la documentación y estudiar el reglamento de ANCAP para el uso de las tarjetas corporativas, concluyeron que Sendic incurrió en “conductas desviadas”. Desde la coalición rápidamente se desminitó la especie, pero la misma se reiteraría poco después, como veremos.

En el medio, diversos integrantes del Frente Amplio, particularmente del MPP, pero muy especialmente el Presidente Vázquez, respaldaron a Sendic. Vázquez hizo trascender su molestia porque al Vicepresidente en el oficialismo “lo dejaron solo”. Y Sendic, en un raid mediático tan insólito como desafortunado, siguió cometiendo errores y atribuyendo las imputaciones a “una campaña de la derecha”, recurso barato que alcanzó su cenit de ridiculez cuando desde el oficialismo se mencionó un descabellado “Plan Atlanta”, pergeñado “por la derecha latinoamericana y la CIA” para terminar con los gobiernos “progresistas” en la región, cuya voz cantante sería —nada menos—el ex Presidente Lacalle.

Pero el tal “Plan Atlanta”, en su enigmático ensañamiento contra la ya —a esa altura—políticamente intrascendente figura de Sendic, parece haber sumado a sus filas a la flor y nata del Frente Amplio mismo.

El domingo pasado, como mencionamos al principio, la Vertiente Artiguista emitió una declaración en cuyo último punto expresa que “el Frente Amplio como organización política debe, como reducto ético de la izquierda, reafirmar los lineamientos ético-políticos definidos para nuestra gestión de gobierno y tomar las decisiones que correspondan en relación a eventuales conductas inapropiadas por parte de dirigentes y gobernantes de nuestro Frente Amplio, por dolorosas que éstas puedan ser”. A su vez, el ex senador por ese sector Enrique Rubio manifestó a “El País”: “No importa quién sea ni la jerarquía que tenga, lo que importante es que la identidad de la izquierda tiene su corazón en los temas éticos”, que la “ciudadanía frenteamplista (...) demanda coherencia” y “no le perdona a la izquierda si no es rigurosa en todos los casos”.

Y esta semana se sumaron desde Twitter otros dos puñetazos a Sendic. El ex Secretario General de la Junta Nacional de Drogas Milton Romani tuiteó: “Frente y ética columna central de la política. Lo contrario es socavar los proyectos colectivos y la confianza republicana”. Y el Fiscal de Corte Jorge Díaz —en un ominoso mensaje al Vicepresidente dada su investidura, y desbordando sus deberes funcionales— lanzó: “Actuar éticamente es una condición necesaria en el ejercicio de la función pública. Quienes no lo hacen deberían ser alejados de la misma”.

El pasado miércoles 26, “La Diaria” hizo trascender, sumándose a “Búsqueda”, que el Tribunal de Ética y Conducta Política del Frente Amplio se apresta a formular un dictamen lapidario con respecto a la conducta de Sendic y que Javier Miranda, el presidente de la coalición, ya está haciendo una ronda de consultas con los sectores de ésta, manejando el escenario de que el Vicepresidente deba renunciar.

Precisamente, ese mismo día, en horas de la tarde, es cuando el Presidente de la República manifiesta su total coincidencia con la declaración de la Vertiente Artiguista, agregando que si Sendic presenta la renuncia, “se presenta la renuncia” y que ello es un “problema personal que él tendrá que evaluar”.

Sendic por ahora resiste. Ayer, durante la firma de un convenio con el Inefop, el Vicepresidente manifestó que no podía tomar decisiones “en base a versiones de prensa” y “de supuestas filtraciones”, ratificando que va a aguardar el pronunciamiento del Poder Judicial y del Tribunal de Conducta Política de la coalición. ¿El video del Presidente señalando con todas las letras que “si se presenta la renuncia, se presenta la renuncia” califica como “versión” o “filtración”?

Como el Vicepresidente aparenta no haber comprendido bien el mensaje presidencial, ayer mismo el PDC emitió un duro comunicado, tal vez el más duro que se haya presentado desde filas del Frente Amplio. Teniendo en cuenta que del reflotado partido social-cristiano son figuras descollantes el Dr. Álvaro Vázquez, hijo del Presidente de la República, y el Dr. Juan Andrés Roballo, Prosecretario de la Presidencia, casi puede decirse que se trató de un mensaje del Presidente mismo. En el comunicado se expresa que “cuando las prácticas y errores de los gobernantes pasan determinados límites que quiebran la credibilidad y la confianza pública, hay que tomar decisiones” y pone en manos del propio Sendic la decisión de dar un paso al costado, sin aguardar pronunciamientos de ninguna especie: “A veces las decisiones no pueden venir de instituciones, de gobiernos o de la fuerza política. En ocasiones la decisión es solo personal. Cuando en la balanza se coloca lo personal y lo colectivo, no se puede poner en duda el proyecto político, y más, cuando este tiene su compromiso en construir el mejor destino para todas las personas. No importa el lugar que ocupemos, no hay crisis más importante que la pérdida de confianza de la ciudadanía”.

Resulta a todas luces evidente que en el oficialismo le han soltado la mano a Sendic y, rápidamente, se aprestan a sacrificarlo.

Se puede especular mucho acerca de qué ocurrió para que en tan breve lapso se produjera este giro copernicano en el oficialismo. Las hipótesis y versiones que circulan en los corrillos políticos y periodísticos son varias y no necesariamente contradictorias. Desde la preocupación por el mal desempeño frenteamplista en recientes encuestas, hasta que ello es consecuencia de un acuerdo entre Vázquez y el MPP que permitiría una reposicionamiento institucional de actores relevantes que les sería recíprocamente beneficioso.

Como fuere, lo que la oposición no puede —no debe— permitir es que una eventual renuncia de Raúl Sendic a la Vicepresidencia sea utilizada por el oficialismo como una absolución, por la cual se olvidan los pecados anteriores y a partir de allí se de vuelta la página. Encima ostentando el “sacrificio” de Sendic como una prueba de su apego riguroso y milimétrico a la ética y la transparencia públicas.

En primer lugar porque la defensa que hicieron de Sendic fue monolítica —al menos frente a la opinión pública— en todos y cada uno de sus desaguisados, de los más graves a los menores, hasta hace 10 minutos. Pero además aún están pendientes temas muy delicados, como los opacos negocios con Venezuela, el rol de “Aire Fresco” como comisionista en los mismos, el manejo discrecional y clientelar del FONDES, incluso los múltiples puntos oscuros de la gestión frenteamplista de ANCAP, en la que Sendic no estuvo solo, ciertamente.

Acá no hay ni hubo manejo transparente de la cosa pública. Antes bien, todo lo contrario. Y ello debe subrayarse, no importa la jerarquía política del eventual pato de la boda, el cual —por otra parte— ya no tiene ninguna, salvo la institucional.

Activar mecanismos políticos para el saneamiento institucional del país está muy bien. Por mucho menos —muchísimo menos—, el Partido Colorado lo hizo con un Intendente de Montevideo. Usar a Sendic como chivo expiatorio y así lograr la santificación ante una opinión pública indignada, en cambio, es algo que no se debe dejar pasar.



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