Correo de los Viernes - Ronda Doha ¿Que esperar de la próxima Conferencia Ministerial de la OMC?

Ronda Doha ¿Que esperar de la próxima Conferencia Ministerial de la OMC?

Por Tomás Laguna

El mundo globalizado encara una nueva conferencia de ministros en el marco de la Organización Mundial de Comercio. En diciembre próximo se llevará a cabo en Kenia la 10º Conferencia Ministerial dónde las expectativas apuntan a un digno cierre de la Ronda Doha. ¿Qué debemos esperar de esta instancia para nuestra proyección a los mercados del mundo?

En el período de posguerra, el mayor avance de la humanidad para ordenar y regular el comercio mundial se dio con la Ronda Uruguay (1986 / 1993). Al cabo de la misma 117 países firmaron el primer acuerdo que procuró una mayor liberalización del comercio mundial. En ese mismo acuerdo se creó la Organización Mundial de Comercio como instituto de alcance internacional sustituyendo al viejo Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT por sus siglas en inglés). Sin embargo la mayor expectativa para eliminar las prácticas distorsivas al comercio mundial (en particular el de los bienes agrícolas que es el que nos preocupa) se centró en la nueva Ronda iniciada en Doha en el 2001. En materia agrícola el objetivo fue obtener un mayor acceso a los mercados, eliminar las subvenciones a la exportación y reducir la ayuda interna causante de distorsión, entre otros temas. La Ronda incluyó otros capítulos para productos no agrícolas, servicios, facilitación al comercio mundial y varios etc. Los objetivos fueron múltiples y ambiciosos y cargaron con la pesada mochila de la máxima que indica que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”.

Las negociaciones posteriores siguieron un tortuoso derrotero. La primer Conferencia Ministerial convocada luego de su inicio fue en Cancún y terminó luego de que el Presidente concluyera que, pese a los considerables avances logrados en las consultas, los miembros permanecían aferrados a sus posiciones. Una forma diplomática de reconocer un fracaso. Sin embargo, un año después el Consejo General de la OMC reafirmó los compromisos y procuró focalizar las negociaciones y proyectarlas a un plano más elevado. A los 2 años del fracaso de Cancún la Conferencia Ministerial se reunió en Hong Kong y esta vez, tras 6 días de discusiones, se aprobó una declaración reconociendo logros respecto de la sesión anterior.

Un nuevo traspié se produjo en el 2006 cuando el director general de la OMC, el francés Pascal Lamy, suspendió las negociaciones luego de concluir que en julio de ese año habían fracasado las conversaciones mantenidas en Ginebra por seis importantes miembros: Australia, Brasil, la Unión Europea, India, Japón y EEUU. Las principales diferencias se concentraban en los 2 grandes temas de la agricultura: ayudas internas y acceso a mercados, sin haber podido incursionar en el tratamiento de los bienes no agrícolas. Sin embargo un año después las negociaciones se reanudaron formalmente y en el 2008 la reunión de ministros en Ginebra estableció lo que se consideró un hito en el camino hacia la conclusión de la Ronda de Doha, tras el logro de acuerdos sobre fórmulas y métodos a utilizar para recortar los aranceles y las subvenciones agrícolas, así como otras disposiciones. Este avance permitiría determinar la escala de las reducciones arancelarias para miles de productos industriales y agropecuarios, a la vez de los futuros niveles de las subvenciones agrícolas en los países miembros de la OMC. Sin embargo la crisis financiera del mundo desarrollado de los años 2008 y 2009 sumergió a la ronda en una latencia incierta, quedando pendientes acuerdos ya negociados. Así fue que la falta de perspectiva de mayores logros en el comercio multilateral provocó que naciones y bloques económicos se fueran volcando hacia los acuerdos bilaterales, con la consecuente pérdida de peso de la OMC ante el riesgo de fragmentación de las normas comerciales y los sistemas de solución de diferencias.

Simultáneamente se diluían las mayores expectativas para nuestro país fundadas en obtener una importante reducción en el techo para las ayudas internas (subsidios) a la vez de eliminar aquellas medidas distorsivas del comercio internacional, en particular en el comercio agrícola.

Se llega así a la última Conferencia Ministerial realizada en Bali en diciembre de 2013. Finalizada un día después de lo previsto, la ceremonia de cierre encontró a un exultante Roberto Azevedo, por entonces Director General de la OMC, quién decía en la misma: “Por primera vez en nuestra historia, la OMC ha logrado verdaderamente resultados, les emplacé a todos ustedes, aquí en Bali, a que mostraran la voluntad política que necesitábamos para cruzar la línea de meta. Así lo han hecho y les doy las gracias por ello.” El entusiasmo era compartido por el anfitrión y Ministro de Comercio de Indonesia quién a voz en cuello indicaba “¡¡Lo hemos conseguido!!”. ¿Pero que era lo que realmente se había logrado? El avance más sustantivo fue en los acuerdos para la facilitación del comercio, si bien su implementación es un capítulo aparte. En las demás áreas Bali permitió acordar una plataforma para reiniciar negociaciones pendientes, en particular la agricultura. En ese sentido existía un razonable optimismo en lograr la eliminación de los subsidios al comercio de bienes agrícolas, aún cuando esto implicaba su contrapeso en el área de los productos industrializados y servicios. Sin embargo el panorama no era nada auspicioso en lo referente a las ayudas internas en agricultura dónde países como India y China por un lado pero a los que se suma EEUU, resisten el recorte a los apoyos domésticos.

El optimismo en el cierre de Bali no condice con la falta de expectativas en el futuro del multilateralismo, ni que se logre un cierre digno para la Ronda de Doha. Peor aún, no logra espantar el fantasma de la pérdida de protagonismo de la OMC en el comercio mundial. ¿Será la 10º Conferencia Ministerial de Kenia la respuesta a estos interrogantes fundamentales? Difícil para Sagitario...

¿Cómo llega nuestro país a esta instancia? Luego de haber tenido equipos de real peso en el ámbito del comercio internacional, nuestro país desarticuló su “dream team” y su presencia y respeto en el concierto del comercio mundial, administración del Presidente Mujica mediante. Por su parte el avance del bilateralismo nos encontró entre distraídos o bien sometidos al corral comercial del MERCOSUR. Nuestros aliados en la defensa de la liberalización del mercado de productos agrícolas hoy descreen del multilateralismo y son fuertemente ofensivos en el logro de tratados de libre comercio. Léase Nueva Zelanda y Australia. Aquel bloque de países exportadores de bienes agropecuarios, el Grupo de Cairns, se desdibujó totalmente y el necesario lobby que el mismo representaba perdió presencia internacional.

No obstante, más que nunca nuestro país depende de reglas multilaterales para un comercio mundial transparente. Aún no sabemos cómo se prepara Cancillería para esta nueva instancia, pero la buena noticia es que el actual Canciller procura recuperar la profesionalidad que ha sabido tener nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores en el pasado, representando los intereses del país y no los antojos ideológicos de un grupete. Cuando menos se lo ha visto acompañado del Emb. Carlos Perez del Castillo, de reconocida trayectoria como representante de Uruguay en la OMC. Aunque su primera batalla ya la perdió en el ámbito político interno, al no poder incluir a nuestro país en la mesa de negociaciones del TISA.

Pero no solo se trata de reorganizar nuestros equipos de Cancillería, sino también de encontrar los socios internacionales creíbles, respetados en el concierto internacional, con contundencia en los ámbitos de negociación multilaterales. Acaso refundar una avanzada como lo fue el grupo de Cairns. La hora exige definiciones, reposicionamiento internacional y audacia. ¿Encontrará apoyo para ello el Canciller Nin Novoa?