Correo de los Viernes - Rendición de cuentas, entre el despilfarro y la ilusión

Rendición de cuentas, entre el despilfarro y la ilusión

Por Jorge Ciasullo

El equipo económico mantuvo, en la Rendición de Cuentas, una proyección de crecimiento de 2,5 del PIB, elevándola a 3,3% para el año 2019. Sin embargo, analistas privados, estiman el incremento en 2,3% para este año y 2,7% para el próximo. A su vez, el Fondo Monetario Internacional (FMI), al actualizar las previsiones económicas globales, rebaja las de crecimiento para este año y el que viene, para la UE y toda América Latina, basadas en que el “proteccionismo amenaza con descarrilar la recuperación”.

El proyecto de Rendición de Cuentas presentado por el gobierno, prevé un aumento del gasto de $4.700 millones (U$S 146 millones) de los cuales ya hay comprometidos $ 1.300 millones, destinándose $ 3.000 millones a educación, salud, vivienda y seguridad. Asignación de recursos con las que se podría estar de acuerdo, si los resultados que se han obtenido hasta el momento en cualquiera de ellos, en relación a la calidad del gasto, fueran satisfactorios.

Sobre este último aspecto, la calidad del gasto, conviene recordar reiteradas declaraciones del ministro Astori, cuando en la última campaña electoral declaraba a todos los vientos: “Lo que es conveniente a futuro, es tener mucha cautela en las decisiones de incorporación de funcionarios públicos”;” sin duda hay que tener prudencia extrema”, “la falta de calidad no se arregla con más cantidad y eso es aplicable a los funcionarios”.

A pesar de esas declaraciones, basadas sin duda en los conocimientos que tiene el ministro de economía, el aumento del déficit fiscal para el período 2017, que se preveía en 2.9% del PIB, llegó a 3,5%. En mayo de 2018 el déficit llegó a 4%.

No se ha observado en consecuencia la “prudencia” anunciada. Basta ver en la Rendición por ejemplo, la creación de cargos de confianza, que no conllevan sólo la remuneración, sino que todos ellos requerirán de infraestructura, secretaría y quién sabe: ¡tarjetas corporativas! Así se propone crear lo siguientes nuevos cargos: Presidencia de la República 3; Ministerio de Industria y Energía 5; Ministerio de Educación y Cultura 2; Ministerio de Desarrollo Social, se aumenta la retribución de uno de ellos.

Podrá argumentarse que estas designaciones y su costo, son una gota en el océano. Puede ser, pero son también indicativas de una política de despilfarro destinada a satisfacer, con trabajos bien remunerados, a compañeros y, sobre todo, no justificadas. Veamos un caso: en el Ministerio de Educación existe la Dirección de Cultura que, por funciones, es quien debe coordinar las actividades de los centros MEC, que además tiene un responsable en cada departamento. ¿Cómo se justifica la creación del cargo (de confianza) de Director de Centros MEC?

Lo único que se logra es que Uruguay mantenga su posición entre los peores en eficiencia del gasto público- la número 117 - en el manejo de las cuentas públicas; mientras tiene el lugar 18 en índice de democracia y el 54 en desarrollo humano. (Montevideo Portal- Gerardo Sotelo- 16.07.2018).

Desde el gobierno se trasmite una ilusión, en relación a atraer capitales destinados a grandes obras, que tal vez vendrán, a cambio de importantes regalías. Mientras, no debe olvidarse que no se han dado señales de buenos administradores. Así lo señala el diario El País del pasado día 15, en una columna de opinión que refiere al despilfarro de los gobiernos frenteamplistas: “60 millones en PLUNA, 30 en Alas U, 70 en el FONDES, 40/50 entre la regasificadora y el puerto de aguas profundas, 7 que costó la huelga en ANCAP por la policlínica, 80 por el tercer horno de portland que está tirado en Paysandú, 800 para recapitalizar ANCAP, 40 en la sobrefacturación de la planta de etanol y 1 por el avioncito para la Presidencia (entre otras yerbas) (“Las excepciones” Juan Martín Posadas).

En definitiva, la situación de las cuentas públicas del país, sumado a la incierta situación regional y también como lo señala el FMI, a la volatilidad de los mercados, agregado a lo impredecible en cuanto al clima y al turismo, así como diversos conflictos que pueden afectar seriamente el resultado final del PIB del país, exige que la austeridad sea el norte; pero, a la vista está, el despilfarro es la norma.