El Tren de los Pueblos Libres, que inauguraron Mujica y Cristina Kirchner con enorme promoción, fue un fracaso doble, porque dejó de funcionar a los seis meses y luego Argentina no pagó sus obligaciones con Uruguay.
El “progresismo” regional tuvo uno de sus momentos culminantes cuando, en 2011, los presidentes Cristina Fernández y José Mujica inauguraron en Salto un servicio de tren que uniría Buenos Aires con Tacuarembó.
El curioso recorrido fue promovido por un empresario privado, pero la ceremonia fue organizada por el gobierno argentino a toda pompa. Doña Cristina vino acompañada por los muchachos de la agrupación Cámpora, con sus bombos, camisetas de Boca y otros aditamentos.
Por parte de Uruguay asistieron, nada menos, el Presidente Mujica y el Vicepresidente Astori, entre otros importantes jerarcas. Invocaciones a Artigas, a la unidad y la liberación de los pueblos estuvieron a la orden del día.
Consecuencia de tanto entusiasmo revolucionario: el tren funcionó apenas seis meses, dado que –“elemental, Watson”– no hubo pasajeros interesados en realizar el curioso periplo.
Atrás de la operación haya quizás otros intereses más oscuros, hasta ahora no develados. Lo que sí se sabe es que la empresa que organizaba las excursiones le quedó debiendo plata a Uruguay, según uno de los directores de Afe, Alfonso Lereté, quien envió una nota reclamando por la deuda.
El tren corrió del 10 de agosto de 2011 al 13 de febrero de 2012 entre Pilar (Argentina) y Paso de los Toros, recuerda la carta. El 16 de marzo de 2012 AFE envió una primera carta a Trenes de Buenos Aires planteando que existía una deuda de la empresa argentina por uso de combustible por $ 305.857. Luego hubo otras, pero ninguna fue contestada. "Nadie se hizo cargo", dijo Lereté.
Quiere decir que la aventura ha significado –como tantas otras que protagonizó el expresidente Mujica– un fiasco doble: el famoso tren circuló sólo seis meses y, además, generó deudas incobrables.
Progresismo en estado puro.
