Correo de los Viernes - Postergación de la reunión Fernández-Bolsonaro no es una buena señal

Postergación de la reunión Fernández-Bolsonaro no es una buena señal

Por Alvaro Valverde Urrutia

Luego de la visita prometedora del canciller argentino, Solá, a Brasilia, para encauzar las relación con el gobierno brasileño, pareciera que la misma se desalienta o atenúa por la postergación de la reunión entre Fernández y Bolsonaro, que estaba prevista a celebrarse en ocasión de la asunción del presidente, Lacalle Pou, el 1° de marzo, a iniciativa de Bolsonaro. Queda claro que la postergación de la Casa Rosada no es una buena señal, sin establecer una fecha para su realización. El encuentro se esfumó.

La cancillería argentina informó a Itamaray que el presidente Fernández prefirió no opacar la jura del nuevo presidente uruguayo y, a la vez, priorizar su discurso ante la Asamblea Legislativa. Pareciera, que el argumento de la cancillería no traduciría con claridad la suspensión, cuando el objetivo prioritario del encuentro era buscar la aproximación entre los dos mandatarios y ambos gobiernos.

Esto generó un desconcierto o discrepancia diplomática en Itamaraty, pero Bolsonaro manifestó que corresponderá a los cancilleres de ambos países acordar un nuevo encuentro entre los mandatarios, ya que insiste en reunirse y tener una buena relación. Por ello, de aquí en más se deben esperar hecho más concretos del lado argentino, que despejen algunas dudas que se suscitan en el gobierno brasileño, en particular, la política interna y su repercusión en los temas comerciales.

Según comentarios que se deslizaron ¿La vicepresidente, CFK podría haber vetado la reunión de Fernández con Bolsonaro, modelando la agenda exterior de A. Fernández? Es evidente, que luego de todas las gestiones realizadas en lo previo y durante la visita del canciller Solá a su par Araújo y ser recibido por el presidente Bolsonaro para descomprimir y tender al acercamiento, el presidente Fernández sorprendió con la postergación de la primera reunión con Bolsonaro.

La no venida de Fernández a Montevideo podría tener alguna relación con que el presidente Lacalle Pou, no invitó a su ceremonia de asunción, entre otros, a Nicolás Maduro, expresando: “No estoy dispuesto a que en nuestra asunción esté el dictador Maduro...” ¿Se podría argumentar que la decisión adoptada en el gobierno argentino sería una consecuencia de ello, dada la relación entre CFK y Maduro?

Asimismo, la pasada semana en Brasilia, el canciller Solá sostuvo que "No somos favorables a Maduro....” Y esta definición de Solá sería contraria a la posición bolivariana de CFK.

Por su parte, Bolsonaro luego que Fernández descartara la reunión entre ambos, también, le modeló la agenda al presidente Fernández y, pareció fortalecer la postura de política exterior de CFK, que se maneja con una estrategia distinta ante Brasil y el FMI, cuando le expresó: “Quiero una Argentina grande, no quiero una patria bolivariana”

La política exterior que desarrolla el presidente Fernández es resistida por la vice CFK que tiene una estrategia y visión ideológica distinta, que marcó vínculos con los regímenes venezolano y cubanos que son los ejes centrales del Foro de San Pablo, que se vinculan con el actual gobierno argentino.

Mientras, Fernández luego de su viaje a Europa tiene otra visión internacional distinta a la vice donde ha tenido el respaldo de varios países europeos para la renegociación de la deuda externa.

Pero, CFK propone una quita de la deuda de capital que Argentina tiene con el FMI, que casualmente la propuesta de corte político la hace desde La Habana, antagónica a Washington, cuando Fernández espera contar con el apoyo de los EE.UU. Es decir, pareciera amenazar su estrategia, además Fernández no comparte proponer una quita.

Bolsonaro luego que Solá le solicitara su apoyo para la negociación ante el FMI, señaló que su equipo económico ayudaría a la Argentina en las negociaciones con el organismo, porque quiere una recuperación de la economía argentina para contar con “un socio comercial fuerte y no bolivariano”. Bolsonaro considera a la Argentina como un posible aliado. Pero, la alianza se concretaría si el gobierno de A. Fernández demuestra un alineamiento en lo comercial.

Desde el ministerio de economía brasileño existe escepticismo sobre la política interna del gobierno de Fernández y se ven como los principales obstáculos en la relación bilateral. En Brasilia se especula con una parte de sectores del gobierno argentino que tienen sus fuertes resistencias a considerar una relación con Bolsonaro y su ministro Guedes, que persigue la apertura de la economía; así como está orientado a celebrar acuerdos de libre comercio.

Esta opción que Argentina se acople a la posición de Brasil, fue consultada por los funcionarios de Itamaraty a la delegación argentina, para conocer si van para el mismo lado. Brasilia estima viable una relación realista y pragmática, ya que un alineamiento político resultaría inviable.

Cuando Itamaraty y Guedes se refieren ir para el mismo lado, significa firmar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea; avanzar en las negociaciones en curso con Canadá, Singapur y Corea del Sur y la eventualidad de un acuerdo con EE.UU.

Asimismo, a la reducción del Arancel Externo Común, exceptuando algunos productos sensibles; así como modificar o reformular la normativa del Mercosur para la flexibilización comercial que permita a los socios la celebración de acuerdos comerciales no necesariamente en forma conjunta.

En suma, la relación comercial entre Argentina y Brasil podrá salir del deshielo desde el lado brasileño siempre que el gobierno de Fernández liberalice el comercio en un alineamiento comercial como propone Brasil. En caso contrario, el gobierno de Bolsonaro avanzara con Paraguay y Uruguay que han confirmado y dado muestras de ir hacia el mismo lado de apertura comercial.