Es fundamental apoyar con el voto al Partido Colorado para obtener una vigorosa bancada parlamentaria y para lograr que los dos partidos fundaciones exhiban una fuerte presencia electoral que suponga un desafío en serio para la segunda vuelta. Pero además de esas razones de clara conveniencia, el Partido Colorado cuenta con el candidato más preparado, el programa más serio y completo y el equipo de gobierno más experiente y sólido.
Cuando llega la hora del voto es fundamental que el ciudadano entienda que una elección no es una encuesta. No es un tema de simpatías o de coloridos “jingles”. La elección es el acto mayor de la democracia, en que el ciudadano, como cuerpo elector, asume la responsabilidad de un voto.
En el sistema actual de doble vuelta, esta primera es muy importante para definir el Parlamento y para dejar presentadas las opciones para la segunda vuelta. En la elección del Dr. Vázquez, el Frente Amplio ganó en la primera vuelta con 51,6% y obtuvo mayoría parlamentaria. En el 2009, Mujica llegó al 49%, o sea un 2% menos y tuvo que ir a la segunda vuelta pero obtuvo la mayoría parlamentaria. Con el desgaste de estos años, con un Vázquez que ya no es el mismo, con el desastre en educación y seguridad, con episodios como el de Pluna o el de ASSE, todo indica que el Frente Amplio estará bastante debajo de su actuación. En una palabra, esta vez es abordable la diferencia y producir un cambio que le evite al país caer en el peronismo, porque el Dr. Vázquez ya es prisionero de una estructura sindical que ha usurpado el poder público e incurrido en espantosos casos de corrupción.
Para que el cambio ocurra es fundamental que los dos partidos tradicionales voten muy bien. Debe producirse la sensación psicológica de que esa suma de esfuerzos será decisiva. Si uno predomina mucho y el otro luce débil, se ayudará a crear el ambiente de que el Frente Amplio será imbatible. Esto es fácil de entender, pero hay que gente que no termina de advertir esta lógica. Felizmente, la levantada colorada nos aproxima al escenario ideal de dos partidos tradicionales vigorosos.
A esta razón de oportunidad para votar al Partido Colorado hay que añadir las razones de fondo:
1) El candidato colorado hoy es reconocido como el más sólido. Tirios y troyanos advierten, y eso se aprecia en el ambiente político y periodístico, que Bordaberry ha ganado en cada presentación individual o colectiva en que ha participado.
2) El equipo técnico colorado es de enorme solidez y experiencia: en materia educativa, desde Germán Rama hasta Robert Silva; el equipo económico, desde Luis Mosca, Isaac Alfie, Julio De Brun hasta Ariel Davrieux, para nombrar algunos pocos; el internacional, con Operti y Lacarte Muró, el mayor internacionalista y el diplomático de mayor experiencia, todos ellos nos dicen que se está en condiciones, hoy mismo, de asumir a cabalidad un gobierno.
3) Es notorio que el Frente Amplio invoca el crecimiento del país, cuando se sabe que éste ocurrió —al igual que en toda América del Sur— por el ascenso vertiginoso de los valores de las materias primas al impulso de la demanda china; al mismo tiempo se habla de las “grandes inversiones” externas y las únicas que muestra son las de la forestación y la industrialización de la celulosa, todas ellas generadas en los gobiernos colorados, con la furibunda oposición frentista.
4) El récord en materia de seguridad es avasallante: pese a la crisis de 2002, en Uruguay las rapiñas no llegaban a 6.000 al año cuando subió el Frente Amplio al poder; hoy, después de años de crecimiento, alcanzan a 20.000. El enfrentamiento que hizo al delito el Partido Colorado no se compara con este desastre, que se registra luego de haber invertido lo que nunca. Hoy estamos llenos de cámaras y hasta drones, pero las rapiñas siguen campantes.
5) El último gran intento del país en materia educativa fue la reforma del gobierno de Sanguinetti, conducida por Germán Rama en el Codicen, que dejó las únicas cosas positivas que hoy sobreviven en medio del descalabro producido por el gobierno cívico-sindical (las escuelas de tiempo completo, los bachilleratos tecnológicos, etc.), que llegó a las peores evaluaciones en el sistema PISA.
6) Pese a la invocada popularidad de nuestro Presidente, nos encontramos con el Mercosur paralizado, la Argentina agrediéndonos, el Brasil indiferente, con Europa sin el menor avance y unos EE.UU., al que hoy el Frente Amplio se abraza para traer unos presos, que ya ni sabe qué son y en qué misteriosas condiciones llegan. Mientras tanto, se entierra una línea histórica de defensa de la existencia de Israel.
Podríamos seguir pero basten estas razones poderosas para votar con alegría y convicción al Partido Colorado. No se trata simplemente de invocar una tradición historia ni de agitar una bandera. Se trata de preservar al país de enormes riesgos y conducirlo, en una etapa que será económicamente más difícil, a enfrentar las grandes limitantes de su desarrollo. Para ello nadie posee mayores calidades y sentido de responsabilidad que el Partido Colorado.
