Correo de los Viernes - Nuestro sistema penitenciario, nuestra vergüenza

Nuestro sistema penitenciario, nuestra vergüenza

Por Jorge Ciasullo

Cuando el Estado priva de la libertad a una persona, asume la responsabilidad sobre la misma, en cuanto a su mantenimiento, salud y, sobre todo, a prepararla para su reinserción, cumplida su pena, a la sociedad. Hoy los centros de detención, son un depósito donde se violan conscientemente todos los derechos humanos.

El comisionado parlamentario para las cárceles, Juan Miguel Petit, aseguró que el sistema penitenciario uruguayo es "de otro siglo" y el Estado uruguayo hace "abuso de autoridad" e incumple normas de derechos humanos que aprobó (El Observador TV 01/11/2016).

El Frente Amplio, cuando fue oposición, en forma reiterada realizaba denuncias relacionadas con la situación en los centros de detención, muchas de ellas con fundamento, sin embargo llegado al poder, parece olvidar sus preocupaciones de entonces y ello se demuestra en el deterioro general del sistema y, por tanto, de sus resultados.

Así, todo es deficitario, tanto desde el punto de vista edilicio, el hacinamiento, la violencia de cada día, hasta la atención médica, todo lo cual, se traduce en la fría estadística de 10 muertes violentas de promedio en la última década. En el 2016 se produjeron 35 fallecimientos 25 por causas violentas 8 por suicidios y 2 por accidentes (Aceptando, por nuestra parte, que suicidios y accidentes fueron tales). (Comisionado Parlamentario, Informe al Parlamento 21/12/2016).

Creemos necesario divulgar algunos aspectos demostrativos lo inhumano de la situación, la que muchas veces no es percibida por la sociedad en general, que temerosa y asustada por la inseguridad en la que vivimos, reacciona indiferente o : “si están presos algo habrán hecho”.

Debemos asumir que todos podemos un día, aún por un accidente de tránsito, ser privados de nuestra libertad y que esa situación no debe transformarse en vivir en un centro de torturas, violento y denigrante en que la vida está en riesgo constantemente.

- Infraestructura

Todos los centros de detención presentan enormes carencias, cortes de agua y luz permanentes, sistemas sanitarios desbordados, escasa o nula privacidad.

- Hacinamiento

En celdas previstas para dos personas se “amontonan” 8 visitas

Se estima que por cada detenido (más de 10 mil) hay hasta 6 involucrados, entre familiares y amigos, que suelen concurrir a visitas. Muchos de ellos, en algunos centros, son sometidos a revisiones denigrantes y violentas. Que obviamente trasmiten a los detenidos generando en estos rencores.

- Atención Sanitaria

"Existe un nudo de problemas por los que los internos no tienen el debido acceso a la salud, lo que se vuelve un factor más de violencia", dice el último informe del ex comisionado parlamentario para las cárceles, Juan Miguel Petit.

Por su parte el Dr. Roberto Feher, ex jefe médico del Comcar, aseguró que la alimentación no está controlada, que no hay seguimiento de los casos cuando se detectan enfermedades como tuberculosis, que los detenidos no son conducidos a revisiones médicas porque se niegan o por negligencia de guardias o del propio personal médico. (El Observador TV (26/XII/2016).

En definitiva, Uruguay tiene la mayor cantidad de presos por cada 100 mil habitantes de toda América Latina. Más del 75% son jóvenes entre 18 y 30 años.

Ante el panorama descrito, nos preguntamos: ¿qué será de ellos al reinsertarse en la sociedad? ;¿qué aspiraciones pueden tener? Y ¿cuál será su estado espiritual?

Si pensamos que vienen de vivir, algunos por muchos años, situaciones de mal trato, violencia, drogas, enfermedades, violaciones etc. sin que la sociedad haya hecho nada para cuidarlos y sobretodo prepararlos para vivir en sociedad, solo tendrán rencor y odio, el final es previsible.

El gobierno tiene la palabra y la responsabilidad.