Desde que la administración de la Intendencia de Montevideo está a cargo del Frente Amplio en forma ininterrumpida desde hace más de treinta y dos años, independientemente de las eternas promesas de gestión no cumplidas, las decisiones y actuaciones de los distintos intendentes han priorizado el interés político-partidario al bienestar de los vecinos, y hoy esa apuesta, se ve redoblada.

Por supuesto que ya no hablamos de la impericia y la demagogia apoyada en una confianza basada en la soberbia a la hora de rendir cuentas, pues comprendemos el hartazgo del amable lector, que por supuesto está suficientemente ilustrado. Tantos los votantes del partido que hoy gobierna la Intendencia, como el que no. Y eso, lo sabemos todos.

Pero el asunto radica en el respeto a las minorías, que en definitiva representan también al ciudadano. Y cada vez en forma más elocuente en su cantidad, si de eso se trata.

Es sabido que la creación del "tercer nivel de gobierno" llevado a cabo por la comuna, no se ha reflejado en una propuesta efectiva del punto de vista de la gestión, pues los ciudadanos -el lector tendrá seguramente su opinión con relación a las causas- nunca ha participado significativamente en las distintas circunstancias, valga la redundancia, de "participación".

Coto político de cargos y decisiones unilaterales, se empezó a resquebrajar para los intereses frenteamplistas cuando en forma democrática el ciudadano puso a cargo a personas de otros partidos en algún Municipio. Y eso no se perdona. No se asimila.

Y como para muestra basta un botón, tenemos el reciente ejemplo de lo acontecido en el Municipio CH, que no es coto de caza frenteamplista. En el mismo, área muy representativa de nuestro Montevideo por varias razones, entre ellas la consabida movilidad, la Intendencia, en forma inconsulta, resolvió -entre otras cosas- flechar la calle 21 de Setiembre, lo que comunicó la intendente en una conferencia de prensa.

No estaba enterada la Alcaldesa Matilde Antía, ni por supuesto los vecinos, cuya opinión, para variar, fue despreciada, como lo fue el cargo electivo de la mencionada alcaldesa. Se realizarán, según la misma, veinte intervenciones significativas, resueltas por la Intendencia, y aplicadas en forma inconsulta para con la Alcaldía, que para eso está.

Independientemente de los efectos que las mismas generen, es obvio el mecanismo de "ninguneo" -valga la expresión- aplicado por la intendente Cosse a todo aquel que no comulgue con su sentir. Político, digamos. Para no ofender.

Y aquí no se trata de medir el apoyo que la intendenta tenga, el que busca insistentemente y mediáticamente en diversos sitios. Porque también la reciente condenada vicepresidente argentina lo tiene, y la quizá desproporcionada comparación apunta precisamente a eso: hay apoyos incondicionales.

A nosotros nos subleva que se arrase con la forma republicana de convivir, y como tenemos paciencia y ganas de trabajar, no nos quita demasiado el sueño la asistencia a algunos circos ya vetustos, cuya carpa de protección transita un deterioro irreversible.

Y como nunca, vale lo del título, el fragmento del Martin Fierro, de José Rafael Hernández (Chacras de Perdriel, San Martín, 1834 - Buenos Aires, 1886) poeta, político y periodista argentino, que de eso, como todo buen observador de la convivencia entre los seres humanos, sabía.