Las "muertes evitables" son el equivalente en 2021 al "los niños que comen pasto" de 2002 y da cuenta del grado de desesperación al que la oposición política y corporativa (ésta socia de aquélla) ha llegado, no reparando usar hasta los muertos y el dolor de sus familias y amigos para boicotear al gobierno y llevar agua para su seco y estéril molino.
El pasado domingo, el Dr. Julio Trostchansky, ex presidente del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), en una vidoconferencia sostuvo que "hay que hacer responsable al gobierno" por las "muertes evitables" por Covid-19, llegando a afirmar que es necesario denunciar al gobierno internacionalmente: "Tenemos que poner a Uruguay en los ámbitos internacionales de condena a lo que este gobierno está haciendo, porque si hay algo que a este gobierno le duele es que se exponga su situación en foros y ámbitos de cortes internacionales".
Al día siguiente, en su cuenta de Twitter, Trostchansky expresó que es "necesario evaluar la denuncia ante organismos internacionales".
Otros participantes de la videoconferencia se manifestaron en idéntico sentido.
Ya antes Javier Miranda había acusado al gobierno de llevar a cabo una "política barata" que "implica 3.000 contagios diarios, más de 60 personas muertas por día; son situaciones evitables en la medida que haya un verdadero esfuerzo". Declaraciones de Miranda que el propio Mujica calificó de desubicadas.
Y el diputado José Carlos Mahía (AU-FA) -en relación a los dichos de Miranda- señaló poco después que "nuestros compañeros, académicos, científicos y médicos del Frente Amplio, y los informes que venimos recibiendo, indican que hay una cantidad importante de muertes evitables dentro de las que se han producido".
El concepto de "muerte evitable" refiere a aquellos fallecimientos que podrían haberse evitado de haber mediado conductas saludables, intervención médica a tiempo o medidas preventivas de salud pública.
Como es sencillo de advertir, el concepto médico de "muerte evitable" excede largamente al sentido político que se le quiere atribuir al mismo, incluido por cierto el que le da el Dr. Trostchansky, o sea, "muertes por culpa del gobierno y su negligencia insensible". Por solo dar un ejemplo, aquellas personas con patologías severas que se negaron a vacunarse y murieron por infección de Covid-19, fueron muertes evitables en estricto sentido médico, pero no en el sentido político que se le pretende atribuir.
También se ha repetido hasta el cansancio que el número de muertes por Covid-19 en Uruguay es el peor del mundo en relación a sus habitantes. La verdad es que al 4 de junio, Uruguay ocupaba el puesto 16° en cantidad de muertes totales por millón de habitantes, muy por debajo de países como EEUU, Reino Unido, España, Suecia y un punto por encima de Suiza. Desde ya que no conforma, ni hay que alegrarse por ello -antes bien todo lo contrario- pero ayuda a darle dimensión debida al problema (que lo es, sin duda alguna).
Volviendo a las malhadadas declaraciones del Dr. Trostchansky, al cruce de los mismos salió la Agrupación "Juntos" del SMU, integrada por las corrientes Médicos por el cambio, Unión Gremial Médica y Médicos Independientes. Para esa agrupación de médicos, las manifestaciones del ex presidente del SMU suponen "hacer un uso político de la pandemia", considerando que, además de ser "declaraciones desafortunadas", suponen "una cruel despersonalización de los pacientes fallecidos, convirtiéndolos en meros objetos que pueden ser utilizados a su conveniencia" y constituyen "una afrenta a familiares y amigos de estas personas, al personal de la Salud que los asistió haciendo su máximo esfuerzo para evitar el desenlace, y a la sociedad toda, que no puede ni debe acostumbrarse a este nivel de discusión por parte de sus supuestos referentes".
Adicionalmente, "Juntos" acusa a dirigentes de la agrupación "Fosalba", a la que pertenece Trostchansky y que hoy es mayoría en el consejo directivo del SMU, históricamente vinculada al Frente Amplio, de procurar "sacar réditos políticos de la situación que vive el país e intentando transformarla en su principal tema de campaña para las próximas elecciones del Sindicato Médico del Uruguay".
Al coro de miserias y falsedades se sumó la ex Ministra Ma. Julia Muñoz y el ex Intendente Carámbula.
Muñoz señaló que "el ritmo [de vacunación] es lento". Uruguay pasó en pocos meses a ocupar el 6° lugar mundial en porcentaje de la población con al menos una dosis de vacunación.
Carámbula, por su parte, expresó que "Cuando se hace referencia al concepto de reducir drásticamente la movilidad se habla de lo que hizo el pueblo en marzo y abril de 2020; reducir al extremo la movilidad por 20 días". ¿Tendrá conciencia Carámbula que ese nivel de restricción, que fue sustancialmente voluntario, dejó un tendal económico del que aún no se sale y que, por tanto, volver al mismo, aunque fuera por solo 20 días, agravaría esos costos, además de que la gente no lo aceptaría y habría que adoptar medidas represivas?
La desesperación frenteamplista no está dando frutos, empero. El nivel de simpatía del gobierno y el Presidente se mantiene en niveles asombrosamente altos. Tal vez por eso mismo están apelando a cada vez peores recursos.