La discusión sobre la propuesta determinó que las aguas se mantuvieran divididas, quedando por un lado Brasil y Uruguay sosteniendo la propuesta y por otro, Argentina y Paraguay rechazándola. Por ello, se acordó una nueva reunión de cancilleres y ministros de economía que a propuesta de la cancillería argentina se postergó para el próximo 8 de junio de manera presencial, la misma en principio estaba prevista para mediados del presente mes de mayo. La propuesta de Uruguay volverá a ser tratada en esa instancia por el CMC.

Al mismo tiempo, se mantienen reuniones de coordinadores a nivel técnico, ayer jueves se realizó otra. El Grupo Mercado Común (GMC) intenta acercar las posiciones sobre la propuesta de Uruguay de suscribir acuerdos bilateralmente, es decir, se busca la compleja tarea de establecer propuestas intermedias; así como Argentina y Paraguay pretenden persuadir al gobierno uruguayo que no sería factible celebrar acuerdos con terceros países, sin el consentimiento de todos los socios.

También, en las reuniones de coordinadores técnicos se han presentado diversas propuestas de rebajas del AEC, que van desde el 100 por ciento hasta el 75 por ciento, esta última sería el caso de Uruguay.

La propuesta uruguaya sobre el Plan de Negociaciones Externas contiene varios puntos para establecer y modelar una nueva agenda comercial para el Mercosur, en particular el punto 8 referido a que un país miembro pueda entablar negociaciones con terceros países, aún si un miembro del Mercosur no quisiera o dijera que no pudiera.

El art. 8 reza de manera expresa: "Si la prioridad asignada o la no inclusión en el Plan de Negociaciones Externas de un tercer país o grupos de países no resultara satisfactoria para uno, dos o tres Estados Partes, dichos Estados Partes podrán iniciar las negociaciones arancelarias con esas contrapartes, ya sea en forma grupal o individualmente".

Dicho punto, es rechazado por Argentina, ya que considera que a prima facie es incompatible con la Dec. 32/00, que obliga a negociar en conjunto y dispondría la disolución de la unión aduanera. Para el gobierno argentino este punto no sería negociable. Como es sabido, las decisiones en el Mercosur se adoptan por consenso y no por mayorías.

Si bien, Uruguay y Brasil presentaron de manera conjunta la propuesta de flexibilización y la reducción del AEC, no pareciera quedar claro si dentro del gobierno brasileño no habría "matices" entre la posición de Economía de apoyo a la flexibilización respaldada por el presidente Bolsonaro y la de Itamaraty que se inclinaría a sostener la negociación en conjunto (Dec.32/00) como estrategia de negociación. Esto significaría que las visiones entre ambos ministerios podrían tener orientaciones distintas; no obstante, Uruguay sigue manteniendo el apoyo de Bolsonaro, que mantiene una postura conjunta con Uruguay en materia de la baja del AEC y flexibilización.

Ahora bien, esa probable dualidad de visiones entre Economía e Itamaraty podría llegar a poner al gobierno del presidente Lacalle Pou en una disyuntiva en cuanto al apoyo explícito y total del gobierno brasileño, ya que Uruguay cuenta más con el apoyo del ministro Guedes, en particular desde que el ex canciller Araújo dejo el cargo, que respaldaba y apoyaba la flexibilización comercial del Mercosur.

Sabido es que la principal prioridad de Brasil es la reducción arancelaria, más allá de voces que se alzan desde el sector industrial brasileño que serían más afines a compartir la postura de rebaja propuesta por Argentina. Si bien, habría similitud en algunas posturas respecto al objetivo de reducir los aranceles, pero no coinciden en los procedimientos. Argentina pretende que sea sectorial, y escalonada y Brasil de alcance lineal y general.

Resulta obvio que luego de 25 años de establecido el AEC requiere de un nuevo Arancel que se adapte a las circunstancias actuales de producción y a las negociaciones internacionales. Es decir, se debe revisar la estructura del AEC y hacer modificaciones necesarias que implican una rebaja a la mitad de su valor promedio.

También, el gobierno uruguayo sigue intentando ir al encuentro de compromisos que apoyen el plan de flexibilización para las negociaciones externas del Mercosur que presento en la reciente reunión del Consejo del Mercado Común (CMC); así como la rebaja del AEC. Al mismo tiempo, el gobierno argentino en el ejercicio de la PPT del Mercosur está jugando sus cartas. Como vimos, el canciller Solá postergó la reunión del CMC para el próximo 8 de junio.

Mientras Paraguay pareciera manejar, por un lado, una posibilidad política de apoyo con cambios a la flexibilización, y por otra, desde cancillería de mantener la negociación en conjunto y no derogar la Dec. 32/00 para la flexibilización comercial que propone Uruguay.

Las cancillerías argentina y paraguaya estarían dando pasos en similares en contactos con las autoridades brasileñas por el tema de la reducción del AEC y la flexibilización. Pero, como mencionamos Brasil apoya la propuesta de Uruguay, aunque Argentina y Paraguay buscan un margen para plantear alternativas, apostando en esa eventual diferencia de visión estratégica entre Economía e Itamaraty.

Hasta el presente en las reuniones de coordinares técnicos, Argentina sigue manifestando su rechazo a la flexibilización, pero ya hemos mencionado en anteriores artículos que viene negociando bilateralmente reducciones arancelarias con Brasil para algunos sectores.

Por consiguiente, ante la propuesta de Uruguay con el apoyo de Brasil, la postura de Argentina y Paraguay es la de sentirse amenazados que la negociación en conjunto se licue y vaya perdiendo vigencia la Dec 32/00.

Paraguay coincidiría con la propuesta de reducción del AEC, aunque con ciertas excepciones, pero no compartiría las negociaciones bilaterales o individuales, se mantiene apegado a la normativa de la Dec 32/00. Y Argentina rechaza la negociación planteada en el punto 8 de la propuesta uruguaya.

En suma, esto nos afirma más en nuestra postura que Uruguay no debió omitir en su propuesta la Dec.32/00, no se la debe soslayar, sino por el contrario debe presentar un "waiver" o excepción a la misma, pero sin derogarla, que tenga el mismo valor jurídico, dictada por el mismo órgano CMC.

De esa manera, Argentina y Paraguay no mantendrían su inquietud que se vaya diluyendo o perdiendo vigencia la Dec 32/00 y, por otro cuando las circunstancias lo ameriten el socio que quiera negociar bilateralmente lo podría hacer a través de la normativa de excepción del "waiver", ya que ambas normas estarían vigentes, una sería la regla y la otra la excepción.