Correo de los Viernes - Mercosur-UE: El acuerdo sigue en suspenso

Mercosur-UE: El acuerdo sigue en suspenso

Por Alvaro Valverde Urrutia

Pese al optimismo de Macri y Bolsonaro, el acuerdo sigue muy lejos.

Los presidentes Macri y Bolsonaro expresaron que es inminente el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), en la reunión en Buenos Aires, la pasada semana, destacando que: “estamos a punto de firmar el acuerdo entre ambas partes”. Sin embargo, la UE frenó las expectativas inmediatas del Mercosur para la firma del acuerdo.

La Comisión europea enfrió manifiestamente la intención de los presidentes respondiendo que no es ni inminente ni las negociaciones a nivel técnico han avanzado lo necesario para suponer que se pueda suscribir el tratado, quedando aún varias rondas a nivel técnico antes de lanzarse la instancia política. No obstante, comparte el compromiso político del Mercosur para cerrar las negociaciones satisfactoriamente.

Como mencionamos en la edición anterior la última ronda de negociación técnica en Bs As (mayo), permitió avanzar en la mayoría de los capítulos y sectores, aunque todavía quedan pendientes escollos técnicos claves y sensibles para el Mercosur y la UE sobre demandas que los negociadores deben destrabar.

Las declaraciones de los dos mandatarios y el freno europeo a las mismas muestran que no existe una equivalencia entre ambas partes. Parecería, que existen dos visiones diferentes con relación al avance de las negociaciones y a la firma de la acuerdo.

La del Mercosur optimista y entusiasta en firmar el tratado, aunque no se arribe al beneficio esperado, con tal de cerrarlo; así como distingue que no ha logrado destrabar los escollos técnicos de su interés, en especial, el sector agrícola.

Y la Comisión europea (que negocia por los 28 países) que reconoce los avances, pero más moderada con los mismos y reservada con la posterior firma del acuerdo, hasta que se resuelvan temas claves para la UE (sector automotor y autopartes, indicaciones geográficas, servicios marítimos y productos lácteos).

Los países más reticentes al acuerdo son Francia e Irlanda, ya que temen que el mismo genere un importante aumento de las exportaciones de bienes del sector agropecuario del Mercosur al mercado europeo con aranceles reducidos y se niegan a otorgar una mayor apertura.

El comisario de agricultura, Hogan (irlandés) es una de las figuras claves en la negociación con el Mercosur y, parecería cercano a la actitud francesa. En algunas ocasiones Hogan habría manifestado que no estaba visiblemente satisfecho con el proceso de negociación.

En estos días el ministro de agricultura de Francia se reunió con Hogan y luego le trasmitió al presidente de la Comisión europea, Juncker, que Francia se opone al acuerdo y votarán en contra del mismo, porque va en detrimento de su agricultura y no corresponde a sus estándares sanitarios, a pesar que el acuerdo cuenta con mayoría a favor en la mencionada Comisión.

También, se debe tener presente que cuando Macri tiempo atrás previó la firma inmediata del acuerdo, tuvo la respuesta contraria del presidente francés, Macron que afirmó que se mantendrían “las líneas rojas” (en especial, para carne bovina) sobre este sector que tiene un fuerte poder de lobby en Francia.

En el Mercosur, Argentina y Uruguay tienen apuro en firmar el acuerdo y, en particular, Macri cuenta con el respaldo de Bolsonaro que en la reciente reunión en Bs. As. expresó: "El pueblo argentino debe votar con responsabilidad y sin dejarse llevar por la emoción"... "No queremos nuevas Venezuelas". Con esta semejanza relaciono al kirchnerismo con el régimen chavista-bolivariano de Maduro. Y dio su fuerte apoyo a Macri.

Además, el kirchnerismo ha estado orientado hacia el proteccionismo y en su gobierno no estuvo propenso a favorecer la negociación del acuerdo de libre comercio.

En un año de elecciones con resultados inciertos para ambos gobiernos oficialistas, el hecho de firmar el tratado para el Mercosur aún en el caso del riesgo de no alcanzar un acuerdo beneficioso conforme lo esperado con ofertas de la UE seguramente más pobres o insuficientes, sería como obtener un “bonus extra” en la campaña electoral.

Para Macri, entonces, la prisa en cerrar el acuerdo antes de las elecciones de octubre, se vincula con su difícil situación en volver a ser reelecto.

El gobierno del Frente Amplio que tiene complicada y difícil las elecciones nacionales, también, quiere recoger un “bonus extra” con la firma del acuerdo y estaría dispuesto a hacerlo aunque el acuerdo no fuese lo ventajosamente deseado. El canciller Nin Novoa ha sostenido que el acuerdo se firmaría sobre la base de que "no pidamos más cosas ninguno de los dos y cerremos con lo que hay, porque siempre habrá tiempo para mejorar, siempre habrá tiempo para profundizar".

Aunque el presidente Vázquez tiempo atrás sostuvo que no estaba dispuesto a firmar cualquier “acuerdito”, es de esperar que esto siga en pie.

Estimamos que esta propuesta del canciller no resultaría la mejor fórmula para los intereses y beneficios del país, ya que son varios temas sensibles en la mesa de negociación aún por destrabar, en especial, los productos agropecuarios.

A título de ejemplo, Uruguay se vería perjudicado en mejorar las cuotas en carnes y aranceles reducidos; así como en lácteos porque ambas partes son productores y tienen que exportar, pero esto es más preocupante por la actual situación que atraviesa la lechería por subsistir.

También, sería inconveniente en las indicaciones geográficas con las singularidades para Uruguay que representan los nombres de determinados quesos como el parmesano o el gruyere y los costos que tendría sólo por usar los nombres europeos.

De acuerdo a todo lo expresado, la pregunta que surge es si realmente existe voluntad política en varias de las partes de la UE y del Mercosur en concluir las negociaciones y firmar el acuerdo.

Una primera respuesta parecería poco optimista, ya que van 20 años de negociar y las trabas en los capítulos claves para ambas partes siguen prácticamente igual, son relativos los avances; así como los escollos técnicos son difíciles de destrabar. Y el Mercosur ha cedido bastante a las demandas y pedidos europeos. En suma, parecerían surgir dudas sobre las perspectivas del Mercosur de poder cerrar las negociaciones sobre la base de un acuerdo beneficioso con mejoras en las ofertas de la UE.