El Dr. Tabaré Vázquez tuvo una inauguración presidencial de estilo republicano, lo que elogiamos. Varias de sus actitudes así como las declaraciones de sus Ministros estuvieron dirigidas a recomponer el sentido común de la República, valor que se había perdido con las últimas y lastimosas participaciones del ex Presidente Mujica.
Vázquez puso las cosas en su lugar –hizo una ceremonia sobria, en la que lucieron las corbatas– y envió varios mensajes, el primero y más fuerte de ellos, el código republicano que signó dignamente toda la jornada del 1ero. de Marzo, se produjo cuando mencionó al comienzo de sus palabras ante la Asamblea General los 30 años de democracia y de la primera Presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti.
Pero como gobernar no es cosa fácil, con esas inauguraciones auspiciosas no alcanza, porque ahora viene el traqueteo diario de la administración, la aprobación de leyes, la consagración de acuerdos parlamentarios, la elaboración de los presupuestos y de las rendiciones de cuentas.
Y en ese campo es que vemos que el Dr. Vázquez tendrá que enfrentar dos problemas muy difíciles y complejos:
1) El sector del ex Presidente Mujica es mayoría dentro de la bancada parlamentaria del Frente Amplio. Y en los días finales de su mandato, el famoso “Pepe” usó todos los medios publicitarios y demagógicos a su alcance para marcarle la cancha el nuevo Presidente. “No me van a llevar puesto” y otras bravatas por el estilo han sido comunes en la despedida casi murguera del señor Mujica. Es decir, antes de aprobar cualquier ley, así sea el nombre de una escuela, Vázquez tiene que arreglar con Mujica. En su primer mandato, el Dr. Vázquez era el líder indiscutido del Frente Amplio. Hoy la coalición gubernista es bifronte, lo que puede hacer todo mucho más lento y engorroso.
2) Durante el primer gobierno del Dr. Vázquez se votaron dos leyes por las cuales la administración –el mando real– de la Anep, la enseñanza y de Asse, los servicios de Salud, pasaron a manos de los sindicatos. Es posible que el novel Presidente quiera cambiar esa situación y que ahora, frente a la realidad, esté muy arrepentido de sus actos, pero las leyes son leyes y los hechos son hechos. En la Enseñanza y en la Salud mandan los sindicatos y el Gobierno tiene poco para hacer.
Uruguay tiene un notorio retraso educativo, con altos niveles de repetición pese al “pase social”, con rendimientos muy negativos en materias fundamentales como matemáticas y comprensión lectora, según lo determinan las pruebas “Pisa”; y con una deserción escolar y liceal que da cuenta de que el sistema aleja a los jóvenes, en vez de integrarlos. En ello cabe una indudable responsabilidad política e institucional al Frente Amplio en su conjunto, que dispuso durante los últimos diez años de los mejores recursos presupuestales posibles. Pero al dejar el gobierno cotidiano de la enseñanza en manos de los sindicatos, se apostó al corporativismo en vez de a la tecnificación y calidad, con los resultados a la vista.
Lo mismo pasó con los servicios de salud del Estado, donde no se mejoró la gestión, que es muy cara con su pesada carga de tickets y muy lenta –son dramáticas las omisiones en la asistencia, con casos muy recientes que hablan de la falta de rapidez y de sensibilidad para atender a enfermos o accidentados– sino que además se admitió una red de corrupción que envolvió a los propios integrantes del Directorio de ASSE.
Todo ello demuestra que no sólo se requiere una buena intención, sino eficacia, responsabilidad y mano firme.
El Dr. Vázquez insinuó con los actos de instalación del nuevo gobierno, querer respaldarse en las instituciones y abrir un diálogo sincero con la oposición. Deseamos que así sea y que tenga éxito en esas intenciones, porque si no es así quedará prisionero de la interna frentista y de las presiones sindicales, lo que le haría mucho daño al país.
