Por estos días se llevó a cabo la Exposición Rural de Palermo, organizada por la Sociedad Rural Argentina, dónde se convoca cada año a lo más granado del agro del país vecino. Desde que Argentina sufre la era Kirchner, esta muestra agro industrial se lleva a cabo con la ignorancia y desprecio de los representantes del gobierno, reflejando la dura confrontación y la inexistencia total de diálogo entre la histórica gremial ganadera y el oficialismo argentino. Situación muy diferente a la nuestra, ... al menos por ahora...

No obstante el nivel de confrontación entre las gremiales rurales argentinas y su gobierno, hay rubros productivos, como el caso de los lecheros, que aún a despecho de sus frustraciones, han apostado a recomponer un diálogo que por momentos se vuelve tragicómico, procuran pedirle solución a sus graves problemas de rentabilidad a quién es la causa de los mismos. Así fue que la Mesa Nacional de Productores de Leche se reunión con Axel Kicillof, ministro de economía y su par de agricultura Carlos Casamiquela. El planteo era el de un enfermo terminal que procura desesperadamente un tratamiento para revertir su mal. El mal lo ha sido el precio topeado al productor por orden del gobierno y necesariamente acatado por la industria so pena de perder sus permisos de exportación. La enfermedad provocada por este virus kirchnerista tiene como síntoma definitivo los números en rojo de la producción lechera argentina. Obviamente que la reunión fue frustrante si esperaban algo de comprensión para revertir la desesperante situación de lo que alguna vez fue un pujante sector de la agropecuaria. Al menos el condenado conoció que los instrumentos a ser utilizados en su lenta ejecución dependen del Ministro de Economía, en tanto el de Agricultura es apenas una figura testimonial en el gabinete. A su vez debieron soportar que desde Economía se les indicara que el precio fijado administrativamente era más que suficiente para lograr una buena rentabilidad, desconociendo todos los análisis referidos a la fuerte descapitalización y creciente endeudamiento de la lechería argentina. Eso sí, como placebo a sus dolencias Economía prometió créditos blandos a instrumentarse en lo inmediato, algo así como tirarle un salvavidas de plomo a quién está a punto de ahogarse.

Esta desgraciada situación que vive la producción agropecuaria del vecino país nos debe llamar a reflexión. Si bien la izquierda vernácula ha respetado durante sus casi 10 años de gobierno el libre mercado, incluso resistiendo la recurrente tentación a las detracciones (recordar los reclamos desde el Partido Comunista y del propio senador Couriel desde el Senado de la República), la producción nacional y en particular la agropecuaria carga cada vez con más dificultad con la pesada mochila de producir en un país caro, cada año más caro, lo que va mellando la competitividad de sus distintos rubros (el arroz es hoy el mejor ejemplo).

Es bueno recordar circunstancias y formas de razonar surgidas desde nuestro gobierno que revisten visos que las asemejan a las peores características del gobierno K. Cuando el gobierno uruguayo salió a justificar el impuesto a la propiedad de la tierra, uno de sus mentores, el Economista Jerónimo Roca, argumentó desde su cargo en OPP que gracias al mayor valor de la tierra el productor tenía mayor patrimonio para poder endeudarse, desconociendo que la capacidad de repago de un crédito depende pura y exclusivamente de los ingresos del negocio. Una perlita propia de un burócrata que subestima o bien desprecia a los sectores productivos pero también a los profesionales del agro. Si hubiera un examen para ingresar al gabinete de la Sra. K lo habría aprobado con aplausos. Similar es el caso de la intrascendencia del rol del Ministro de Ganadería cuando se gestó, discutió y aprobó el impuesto a la tierra, un cero a la izquierda que no fue capaz de hacer valer su opinión contraria al mismo. Algo parecido al rol de su par argentino en los temas que hacen a la competitividad de las empresas del agro argentino.

Pero cuidado que esta suerte de desprecio hacia la agropecuaria es lo que lleva hoy al Dr. Tabaré Vázquez a referirse a los productores rurales como insensibles que ganaron “miles de millones de dólares” (sic) y no quieren pagar Primaria, completando su posición contraria al agro con su desprecio por las convocatorias que desde el ruralismo le han hecho para conocer sus planteos sobre políticas sectoriales como candidato a la presidencia de la República. Muy republicano el comportamiento del candidato...

Que no se entienda que decimos estar en el mismo desgraciado camino que ha debido transitar la agropecuaria argentina. Solo recordamos que el bicho anti agropecuario está muy arraigado en el sentir del populismo vernáculo, y muchos de sus dirigentes, como dicen en campaña, “andan con la mala idea”. Acaso esa “mala idea” sea parte del tan mentado giro a la izquierda...