Correo de los Viernes - La no candidatura

La no candidatura

Mujica y Murro le hacen daño a la República al promover una candidatura que saben que es inconstitucional e imposible.

No hay dos bibliotecas al interpretar algunos artículos de la Constitución. Con elocuencia, el constitucionalista Martín Risso dijo que hay algunas sentencias constitucionales indiscutibles, como la que impone, por ejemplo, que no se aplicará la pena de muerte. Del mismo tono es el párrafo segundo del artículo 195, que refiere al Banco de Previsión Social y que dispone que “Sus directores no podrán ser candidatos a ningún cargo electivo hasta transcurrido un período de gobierno desde su cese...” No hay discusión posible: Murro dejó de ser presidente del BPS en febrero de 2015, por lo que debe transcurrir toda esta administración para que sea candidato, condición que recién podría asumir el 1ero. de marzo de 2020.

El propio Murro lo admitió hace un tiempo en un programa radial en el que explicó las inhibiciones a las que estaba sometido. Ahora le vino un ataque de amnesia repentina y no se acuerda de ese antecedente, por el cual él mismo fundamentó las razones jurídicas que lo inhabilitaban.

Ahora dice que los “abogados blancos y colorados” quieren excluirlo, sin advertir que también desde el Frente Amplio entienden que no es posible manejar su postulación.

No es extraño que Mujica y Murro pisoteen la Constitución. Es lo que han hecho siempre, a veces con las armas y a veces con las palabras, pero siempre en forma contumaz y grosera.

La candidatura no prosperará, porque la Corte Electoral no puede inscribirla, pero además porque no cuenta con apoyo suficiente dentro del propio Frente Amplio. Todos saben, Mujica y Murro los primeros, que se trata de un globo sonda, una exploración de mercado o meramente una traba más de las tantas que Mujica ha manejado contra el intendente Martínez. Pero mientras tanto, Mujica y Murro podrían pensar, aunque sea por un instante, el daño que le hacen al propio Frente Amplio –ya que no están pensando en el país– que en vez de mostrarse como una coalición seria y responsable, aparece otra vez como una opción antisistema, dispuesta a pasar por encima de las normas con tal de imponer sus criterios. Visto desde esa óptica, la precandidatura de Murro es como un berrinche infantil o adolescente, para nada coincidente con la edad de los protagonistas.