La inmoral fabricación de una mentira

A partir de una nota periodística falsa publicada por “La República”, en la que se informaba que 80 niños de una escuela montevideana comían pasto a falta de otros alimentos durante la crisis del 2002, el Frente Amplio hizo hasta hace poco tiempo una dura campaña. Ahora se sabe que todo fue una mentira, repetida cien veces —como enseñaba el régimen nazi— según una investigación periodística. El entonces candidato opositor Tabaré Vázquez fue advertido de que la versión era absolutamente errónea, pero insistió igualmente en propalarla. Mujica habló de ese tema hace poco.

Pese a que, en plena crisis del 2002, el gobierno dispuso, en medio de las apreturas financieras del momento, que se reforzaran las partidas del Instituto de Alimentación y de Primaria para garantizar que los sectores carenciados de la población tuvieran acceso a la comida básica, una leyenda —maligna, por cierto— sembrada por el diario “La República” (y reiterada por ese matutino el año pasado), fue asumida por los principales dirigentes del Frente Amplio para hacer su campaña electoral. El Dr. Vázquez, candidato opositor en ese momento, habló del tema, luego de ser advertido de que todo había sido un invento. En 2014, el entonces presidente Mujica recurrió a esa falsedad para influir en la campaña electoral. Hace poco la ministra Cosse volvió al asunto.

Sin embargo, una reciente investigación de un periodista de “El Observador” para su tesis de graduación, confirma —con testimonios indesmentibles de las maestras de la escuela involucrada— que todo fue una gran mentira. Lo peor es que los dirigentes políticos que propagaron la versión imaginaria, sabían que todo era falso, pero igual insistieron con ella. En su columna habitual, el Dr. Sanguinetti se refiere, en esta edición, al agravio moral que esa inconducta política significa.

Transcribimos a continuación la nota de “El Observador”:

Maestras pidieron a Vázquez que no repitiera más que niños comían pasto

Investigación académica analiza la trayectoria de uno de los mitos de la crisis de 2002

Fue como una turbonada que lo arrasó todo. La economía se desplomó y el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 11% en tres años. Uno de cada cinco uruguayos con intenciones de trabajar no encontraba empleo, la pobreza rozaba el 40% de la población, y familias enteras se volaban del país. Hubo suicidios, hubo desnutrición.

Todas esas son estadísticas certeras sobre la implacable crisis que azotó al país en 2002 y que se estiró por al menos dos años con consecuencias nefastas para la sociedad uruguaya. Sin embargo, existe una imagen mucho más potente, mucho más simbólica, que condensa en el imaginario colectivo toda esa maraña de números, de fracturas, de agonías. Es la historia de “los niños que comían pasto”.

Según repasa una investigación realizada por el periodista de El Observador Martín Tocar como tesis de grado de la Licenciatura en Comunicación orientación Periodismo de Universidad ORT —titulada De la “noticia” al “mito”: la historia de “los niños que comían pasto”—, el latiguillo tan repetido vio la luz a partir de una nota del diario La República y enseguida fue incorporado en el discurso de referentes de la izquierda uruguaya como el actual presidente Tabaré Vázquez.

La investigación, que analiza el recorrido de esa historia en el ecosistema de medios nacionales e internacionales, describe cómo un “rumor” extendido entre un grupo de padres devino en uno de los símbolos de la crisis de 2002.

En setiembre de 2017, el programa Suena Tremendo informó que las maestras de la escuela 128 del barrio Conciliación —en donde supuestamente ocurrieron los hechos— habían intentado en vano desmentir la historia, entendiendo que la información no era más que un rumor entre padres. Luego de que en el Parlamento se volviera sobre los famosos niños, el programa radial realizó un informe contando el origen de la historia y dio con Gabriela Verde, actual funcionaria del Consejo de Primaria, y exmaestra de sexto año en la escuela 128. “Eso lo quisimos desmentir en el diario y no nos dieron el lugar en la parte del derecho a réplica”, comentó Verde.

La génesis del mito está en un pequeño salón de la Escuela 128 del barrio Conciliación, con una merienda compartida en preescolar que terminó abruptamente cuando uno de los niños se descompuso. “Yo estaba ahí, enfrente de la clase donde sucedió todo”, cuenta una de las maestras citadas en la investigación de Universidad ORT.

La docente, que aún trabaja en la escuela, señaló que en aquel momento uno de los niños “se sintió mal” y que una madre vio en el aspecto “verdoso” de los vómitos y la diarrea un indicador suficiente de una ingesta de pasto. “Después fue miente, miente y miente, que algo quedará”, afirmó la maestra.

Consultada para ese trabajo, Verde dijo que además de enviar una carta a La República, también se comunicaron enseguida con Tabaré Vázquez —en aquel momento principal líder opositor— para que “dejara de repetir” una información de la que no había evidencia alguna.

Las maestras le informaron a Vázquez que la historia se basaba en un “rumor sin pruebas” y que sí había evidencia de otras situaciones críticas en materia edilicia y sanitaria. “Se lo dijimos a Vázquez en el mismo momento que pasó, porque fue uno de los que lo utilizó en la campaña. Cuando escuché su discurso y lo dijo, con otras maestras llegamos hasta él y le pedimos una entrevista”, explicó. Quien después sería dos veces presidente hizo caso omiso al pedido de las funcionarias de la escuela y se convirtió —junto a José Mujica— en uno de los principales propagadores de esa historia, según concluye el trabajo.

El día que se difundió la historia en La República, el país estaba al borde de la quiebra. Había pasado solo una semana desde la renuncia del ministro de Economía Alberto Bensión, y ese mismo lunes una delegación uruguaya negociaba en Washington un salvataje para darle algo de oxígeno a la plaza financiera.

El martes 30 de julio el gobierno decretó el primer feriado bancario desde la crisis de la tablita, y un día más tarde Vázquez lanzaba una metáfora drástica: “Ya no estamos en el Titanic. Ya estamos en los botes, porque el Titanic ya se hundió. Estamos en el agua y acá todos los uruguayos tenemos que remar juntos para salir lo antes posible de esta dramática situación”.

En ese contexto, varios dirigentes de la oposición apelaron a la información divulgada por La República para resumir la crisis social. Jorge Zabalza, dirigente tupamaro, dijo en ese entonces que había una “legitimidad” de parte de las personas que, “en estado de necesidad”, tomaban alimentos de un supermercado para “alimentar a sus hijos, y no con pasto”.

El 2 de agosto, fecha en la que algunos medios replicaron los rumores de unas “hordas que bajaban del Cerro” —llevando a que varios negocios cerraran sus locales—, Tabaré Vázquez utilizó la imagen de los niños del pasto por primera vez.

Tras asistir a un acto del PIT-CNT, fue consultado por la prensa acerca de los saqueos y dijo: “El pueblo uruguayo tiene hambre, mucha hambre (...) Hace unos días supimos que niños uruguayos comían pasto los fines de semana porque no tenían otra cosa para comer”.



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