Correo de los Viernes - La formación de los Policías

La formación de los Policías

El Ministerio de Interior ha promovido una política negativa para la formación policial

Los hechos delictivos no cesan. Asaltos a los comercios y a los cajeros automáticos, asesinatos en serie y el ejercicio impune de las bandas delictivas sigue caracterizando este tiempo convulso, en el que la gente siente desprotección y temor.

Ante esas situaciones, la población ha visto a una Policía casi inactiva, que no protege a los comercios ni a las personas. Lamentablemente, las operaciones de custodia de mujeres amenazadas han resultado en muchos casos fatales para los funcionarios, asesinados a sangre fría. En varias ocasiones, los asaltantes o asesinos le han quitado las armas, los chalecos anti balas y los comunicadores a los policías, extremos impensables hasta hace poco.

Es evidente que los delincuentes no le temen a la Policía, a la que intimidan, hieren o matan con total impunidad.

Pero esta lamentable situación no es responsabilidad del cuerpo policial, abnegado como siempre, dispuesto a luchar contra la delincuencia por todos los medios.

La responsabilidad es del Ministerio de Interior, que desde 2005 viene aplicando políticas equivocadas. Lo primero que hizo el Frente Amplio cuando llegó al poder fue liberar presos, una señal francamente contraria a la moral policial, ya que sus funcionarios vieron con estupor que aquellos delincuentes que habían apresado en riesgosas operaciones quedaron sueltos de un día para el otro.

Lo segundo muy contradictorio que hizo el Frente Amplio fue intentar justificar la delincuencia por los niveles de pobreza de la población. El mensaje que se dio a la sociedad y a la Policía fue fatídico: ¡los pobres pueden robar ! Como es notorio, una enorme proporción de los policías son pobres, por lo que su dilema moral debe haber sido de enorme tensión.

La tercera y grave propuesta de los Ministros de Interior desde 2005 para acá es que la policía no debe usar sus armas, no debe disparar a menos que sea en última instancia. Los complejos ideológicos que el Frente Amplio todavía acarrea sobre la Policía y el temor de que se implantara el “gatillo fácil”, hicieron que en la Escuela de Policía se introdujeran una serie de cambios en los programas, restándole horas al entrenamiento con las armas y recargando las horas vinculadas a la formación supuestamente jurídica y humanística. De esa manera, los policías actuales están formados para no usar el revólver, a lo que agregan que las prácticas de tiro son cada vez más infrecuentes por carencias presupuestales.

A ello hay que agregar que no se ha reformado la legislación sobre “legítima defensa” - como reclama el sindicato policial y varios sectores políticos –por lo que es posible que si el policía use su arma de fuego termine siendo procesado, lo que ha ocurrido en varias oportunidades. En una Policía bien orientada y con una formación adecuada, el uso del arma se realiza en un doble marco: un entrenamiento profesional exigente y actualizado y una legislación que respalda la actuación de las fuerzas del orden. Acá estamos exactamente en la situación contraria, personal con poco entrenamiento y legislación que ha sido superada.

Es indudable que con sus prejuicios ideológicos y sus contradicciones, el Frente Amplio no tiene respuestas responsables y eficaces a las angustias que tiene la población ante la inseguridad.