La debilitada política exterior del Gobierno y el Frente Amplio

Por Alvaro Valverde Urrutia

Los continuados gobiernos del Frente Amplio desde el 2005 hasta el actual no han mantenido la tradición histórica de la política exterior uruguaya, ni sentaron las bases de esta como política de Estado, sino que han antepuesto, básicamente, lo ideológico en las relaciones exteriores.

En particular, la relación estrecha que los tres gobiernos del Frente Amplio han mantenido con el chavismo y la actual postura “neutral” y de reconocimiento al régimen de Maduro, han dejado a Uruguay en una posición poco respetada; así como debilitado su prestigio internacional y la tradición democrática.

La política internacional de Uruguay se ha distinguido por su trayectoria histórica equilibrada, basada, en el estado de derecho y en los principios de no intervención y neutralidad. Las posturas han sido razonables y equidistantes, defendiendo siempre la libertad y la convivencia.

Tomando en consideración que Uruguay siempre ha tenido como escudo la defensa de la democracia representativa y pluralista en la región latinoamericana, muestra que la posición que el gobierno ha asumido ante el conflicto venezolano resulta incómoda y preocupante.

Por consiguiente, en muchas oportunidades ha existido, básicamente, un antagonismo en la opinión de la cancillería con las acciones que se adoptan por consenso en el ámbito del Frente Amplio sobre el régimen de Maduro.

Las autoridades de la cancillería han sostenido que existe una profunda crisis en Venezuela y que el gobierno está muy preocupado por esa situación a nivel institucional, político, social, económico; así como por el desborde y dimensión de la migración.

Pero, las diferencias que han existido entre la cancillería y los sectores radicales del Frente Amplio y los sindicatos impiden que Uruguay condene al régimen de Maduro, poniendo al país en una situación incómoda. Incluso, el canciller Nin Novoa ha reconocido la existencia de presos políticos en Venezuela. Este hecho más otras declaraciones y decisiones llevaron a enfrentamientos entre el canciller y grupos del Frente, generando una tensa relación y la comparecencia del ministro ante órganos de la coalición oficialista.

También, cuando Nin Novoa asumió como canciller expresó que iba a dar a su gestión un enfoque de pragmatismo responsable que no privilegiara la política sobre el derecho, o de contraponer política con comercio. Nin Novoa en clara alusión a Mujica le respondió que su gestión no iba a caer "en la tentación de priorizar lo político por sobre lo jurídico", en referencia al episodio del ingreso de Venezuela al Mercosur. Al mismo tiempo,  expresó que se descartarían las "visiones ideológicas".

Sin embargo, desde la primera presidencia de Vázquez y también en esta segunda, el Frente Amplio ha marcado sus diferencias con el gobierno y sus reparos ante el manejo de la supuesta política exterior que el presidente Vázquez ha pretendido establecer. Tal el caso, del TLC con EE.UU que el canciller Gargano y la mayoría del FA se opusieron a negociarlo en la primera presidencia.

El primer escollo que tuvo Vázquez en su segundo mandato fue que no lo dejaron apoyar el acuerdo comercial TISA (Acuerdo sobre Servicios) con la participación de EE.UU, que por motivos de la coalición e ideológicos, Vázquez se vio forzado a abandonar el TISA en 2015.

En suma, en varias oportunidades Vázquez y Nin Novoa han tenido que variar sus posturas y hacer concesiones como al gobierno de Maduro, generando difíciles circunstancias  para Uruguay dentro del Mercosur y a nivel internacional o abandonar las negociaciones del Tisa o las negociaciones para un TLC con los Estados Unidos, entre otras.

También, se dieron algunos actos intervencionistas en los asuntos internos de otro Estado, tal el caso del comunicado de la cancillería en ocasión de la destitución de Rousseff, el canciller Nin Novoa califica a dicha destitución como “una profunda injusticia” a pesar de “la legalidad invocada”.

Otra perla de la incongruencia se dio cuando las encuestas en la campaña electoral brasileña daban como ganador a Bolsonaro y Nin Novoa manifestó su intención opuesta: “Esperemos que las encuestadoras le erren”. Esta declaración sumada a la de otros jerarcas y a la posición del Frente Amplio y sindicatos ha generó un roce y tensión con el actual gobierno brasileño que ha costado ir superando.

Los roces en la relación con Brasil no han sido convenientes para las relaciones externas uruguayas. La actitud del gobierno, en especial del canciller y varios ministros y parlamentarios del Frente Amplio durante la campaña electoral brasileña apoyando no sólo al candidato Haddad, sino haciendo explicito su rechazo a que ganara Bolsonaro, ha sido políticamente inadecuada, inmiscuyéndose en asuntos de otro estado.

Tampoco, parecería que no se sopesó en toda su dimensión que Brasil es nuestro principal socio histórico. Lo cual planteo una relación tensa y distante. Vale recordar que la relación del gobierno de Vázquez con el anterior presidente Temer tampoco tuvo buenos términos.

Desde que asumió Bolsonaro como presidente, Vázquez ha hecho gestiones para mantener una reunión bilateral con el mandatario brasileño, pero Itamary ha ignorado el pedido del presidente.

En suma, Uruguay ha tenido tradicionalmente una política pendular entre Argentina y Brasil, pero esto ha ido cambiando y se orienta hacia Brasil y se ha avanzado entre otros, en políticas de frontera y complementación productiva, obteniendo el trato de un estado brasileño.

En el caso del Mercosur durante toda la etapa de los gobiernos progresista de Lula, Rousseff y los Kirchner siempre se opusieron a avanzar en negociaciones orientadas hacia Tratados de libre comercio con la Unión Europea y China, entre otros; así como a flexibilizar al esquema. El gobierno uruguayo no pudo torcer esas posturas con sus “amigos progresistas”.

También, se dice desde el Frente Amplio que el gobierno impulsó el acuerdo con la UE, cuando el firme propulsor para el dicho acuerdo fue el presidente Macri, así el mandatario Vázquez reconoció los “significativos logros” de Macri al firmar acuerdo Mercosur-UE. Vázquez resaltó el “importante avance” logrado durante el mandato de la PPT del argentino tras 20 años de negociación.

Para ello, fue fundamental que Brasil y Bolsonaro cambiaran su estrategia comercial y apoyaran a Macri en firmar antes de las elecciones de las PASO y de octubre, ya que difícilmente se hubiera llegado a acordar con la UE el texto del acuerdo. Si el Mercosur, también, se ha abierto a otras negociaciones ha sido por los impulsos de Macri y Bolsonaro (iniciados por Temer, pero con mayor énfasis de Bolsonaro).

Uruguay voto en contra en la Asamblea General de la OEA. El canciller Nin Novoa anunció que el gobierno había decidido retirarse o denunciara el Tratado Internacional de Asistencia Recíproca (TIAR), luego que se activara dicho tratado, aduciendo que se deja abierta la posibilidad de una intervención armada en Venezuela.

Entre otros argumentos, el canciller dice que "por obsoleto, inconducente y uso inapropiado". Pero, el TIAR se encuentra vigente y no es válido argumentar su obsolescencia, ya que sigue siendo obligatorio para las partes y deben cumplirse (Pacta sunt servanda).

Esta decisión de denunciar unilateralmente el tratado resulta inadecuada para el gobierno dentro del contexto de las elecciones nacionales, en un tema de decisión de estado y que dicho tratado fue ratificado en el parlamento por los partidos políticos.

Desde la oposición se cuestionó la decisión y se criticó que se continúe defendiendo el régimen de Maduro. El gobierno no se atreve a calificar de dictadura al gobierno venezolano, a pesar que el candidato presidencial Martínez, el ministro Astori y el ex presidente Mujica dijeron que en Venezuela hay dictadura.

De acuerdo a todo lo expresado se desprende, que si bien la política exterior de acuerdo a la Constitución le corresponde la conducción al presidente y al canciller, en los hechos se ha convertido en un tema de características partidaria que tiene en cuenta las diferencias internas en el Frente Amplio. La política exterior pareciera manejarse como un statu quo entre cancillería y el Frente Amplio. Lo cual tiene que cambiar y retomar la tradición histórica de las relaciones exteriores y la defensa de la democracia en América Latina.



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