La Rural del Prado en la historia

Por Tomás Laguna

Este fin de semana es la ceremonia de cierre de una nueva edición de la Rural del Prado. Se trata de la 112ª Exposición Internacional de Ganadería y Muestra Internacional Agro Industrial y Comercial, según su nombre oficial. Se trata del punto de encuentro más significativo entre la ruralidad y la sociedad urbana.

Se trata de la propuesta ferial más importante que tiene el país más allá de su razón original, una exposición y competencia de lo mejor de la genética nacional tanto en ganadería como especies menores. Sus orígenes vienen de larga data. La primera tentativa por organizar una exposición ganadera contó como único animal inscripto a un chivo. Según crónicas de la época el frustrado intento promovido por el gobierno de Bernardo Berro en 1860 contó con la indiferencia del medio y la exposición no pudo ser llevada a cabo.

Un segundo intento fue promovido en 1874 por la recientemente fundada Asociación Rural del Uruguay. La propuesta incluía además de las haciendas, muestra de minerales, maderas, plantas, flores, productos industriales y manufacturados, en particular las carnes elaboradas. La muestra debió inaugurarse en agosto de 1875, pero las terribles dificultades del país por aquellos años postergaron esta iniciativa. La novel gremial no claudicó en su intento, y en 1883, bajo el liderazgo de don Domingo Ordoñana, resolvieron realizar por cuenta propia y riesgo la primer Exposición Nacional. Para el traslado de los productos a exponerse se logró el apoyo de las empresas ferroviarias exonerando al productor del costo del traslado de los reproductores, tanto de ida como de vuelta. También se logró una rebaja en las tarifas de navegación fluvial en el litoral. Fue inaugurada el 1º de octubre en un solar cedido a esos efectos, frente a la Plaza Artola (hoy de los Treinta y Tres). La muestra duró 9 días y al acto de clausura concurrió el Presidente de la República, por entonces Gral. Máximo Santos. La segunda Exposición Nacional y Feria Ganadera no pudo realizarse al año siguiente, su apertura fue posible recién el 25 de diciembre de 1985, ubicándose en la estación del tranvía de la Villa de la Unión. Una vez más su concreción fue por el esfuerzo en solitario de la Asociación Rural del Uruguay.

Recién a partir de 1908 las Exposiciones Nacionales realizadas en Montevideo adquieren carácter permanente, y en 1912, el gobierno presidido por Don José Batlle y Ordóñez otorgó a la Asociación Rural del Uruguay la supervisión de todas las exposiciones futuras. Una ley de 1909 y su decreto reglamentario de 1912 le conceden a esta institución el uso del predio municipal del Prado, y la feria inaugurada el 25 de agosto del año siguiente es la primera en realizarse en el tradicional predio ocupado hasta el día de hoy.

Esta breve reseña permite ubicar al lector en una larga historia a través de la cual han confluido la ruralidad, el gobierno y la sociedad toda sin distingo de posiciones sociales, salvo los resentidos de siempre que rumian odios incubados en sus preconceptos ideológicos.

En cada edición ocurren hechos que se explican y son una muestra de los sucesos de la vida de la República en esos momentos. Recordemos algunos del pasado reciente. En pleno auge del terrorismo tupamaro las camas de paja de los animales debieron ser sustituidas por arena previendo un posible incendio intencional a partir de amenazas ciertas. De hecho la sede de la gremial había sido atacada en un par de oportunidades. En otra oportunidad y tras el golpe de Estado, en el auge de la dictadura, un miliquito histérico se deshizo las manos rompiendo los carteles del brete de un toro presentado por la firma Ferreira Aldunate. La gremial recibió la orden de hacerlo retirar a la que la Directiva de la época hizo caso omiso por cumplir el animal con todas las exigencias para ser expuesto y competir. Finalmente el toro debió ser retirado al cuarentenario por la intervención de un triste veterinario, por entonces al frente de los Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, el que inventó un problema sanitario inexistente. El profesional cayó en el descrédito del ambiente rural y de su propia profesión. Triste final.

La peor Rural del Prado sin duda fue la de aquel nefasto 2001, cuando en pleno brote aftósico se nos cerraron los mercados del exterior. Los directivos de entonces habían resuelto no hacer el acto de cierre en el Palco y en atención al grave momento que se vivía celebrarlo en el mismo ruedo central. Existían por entonces algunos desencuentros entre la directiva de ARU y el Presidente Dr. Jorge Batlle debidos a diferencias de enfoque para enfrentar la aguda crisis. Ante la invitación para la ceremonia oficial de cierre anunció que iría solo como un ciudadano más. Sin embargo, en el momento que el presidente de la centenaria gremial se aprestaba a dar inicio al discurso en el centro del ruedo, vio como el Presidente de la República sorteaba con habilidad campera el alambrado entorno al ruedo, y aproximándose al grupo de dirigentes rurales saludó a los presentes, improvisando un discurso pleno de energía y optimismo, animando a los productores a seguir adelante. De aquella instancia quedó su invitación al presidente de ARU: “el próximo año estimado amigo Pereira Micoud vamos a reventar el lazo, haremos la fiesta completa, con palco y con bailes porque estoy seguro que tendremos éxito…” Lamentablemente no se dio, nuevas desventuras esperaban a la República a partir de la crisis financiera del 2002 (crónica tomada de la revista institucional de ARU).

Fue habitual ver concurrir a los Presidentes de la República a colocar cucardas. Recordamos en particular la preferencia del Dr. Sanguinetti por galardonar a la Gran Campeona Hembra en la raza Holando. Un sutil mensaje. El único hasta la fecha que se ha negado a pisar el ruedo compareciendo frente a la ruralidad en uno de sus momentos más trascendentes ha sido el actual presidente, Dr. Tabaré Vázquez. Sin duda desentendido de ese proyecto por generar conciencia agropecuaria que tanto ocupa al Ministro Aguerre.

Son anécdotas que pautan una larga historia en ese punto de encuentro simbolizado en la Rural del Prado, una suerte de falla tectónica entre el mundo rural y la sociedad urbana. Algunos gobernantes han apostado a superarla, a eliminarla, otros a agrandarla desconociendo el destino agro exportador de nuestra República.



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