Intentar entender puede ser la clave

Por Jorge Bentos

La realidad tangible y comprobable (y no “sensación”) de un dólar estadounidense al alza, muy alejada de los parámetros oficiales esperados, con industriales que ya no pueden competir y por ende los lógicos cierres, con comercios que también cierran, con obras de construcción detenidas, con un “no saber qué hacer” por parte de la gente, con un Ministro de Economía que dice que “no estamos en crisis” (y quizás pueda ser así, ¿pero quién puede creerlo?).

Si a lo anterior se le suma una publicidad televisada del propio PIT-CNT que indica claramente la divergencia y “supuesta separación” de la organización sindical, intentando “marcar diferencias” con el gobierno de la coalición de partidos de izquierda, comúnmente llamada Frente Amplio —fuerza ésta que hoy nos gobierna y administra—, es dable pensar que “algo” indudablemente pasa.

Es a eso, en definitiva, a lo que nos referimos con la expresión “sensación térmica”. Así planteamos un paralelismo sencillo con lo que el pueblo observó y dictaminó sobre la base de la
propia experiencia que vivió —y lamentablemente sigue viviendo— con el tema de inseguridad ciudadana.

En el pasado reciente de las administraciones de izquierda, nuestros oportunos Ministros, desde la más absoluta inoperancia, no lograban ver la diferencia entre hechos y dichos, pero en definitiva el pueblo tenía razón y la inseguridad fue reconocida. Lo fue tardíamente, por lo que la misma no fue detenida a tiempo y se instaló. A estos efectos recordemos que las circunstancias no son hechos que simplemente ocurren, sino que son resultados directos o indirectos del accionar o del simple “dejar hacer” del ser humano; y que el gobierno está integrado por hombres que deben representar los intereses de los gobernados y gestionar con ese
fin desde la capacidad real de poder hacerlo.

Por lo mismo hay errores que no debemos permitirnos volver a cometer, resultando vital entender que económica y fiscalmente no vienen tiempos fáciles sino altamente difíciles. Para mayor abundancia de conceptos, también se demuestra claramente con el “auxilio urgente de realizar obras públicas desde el Ejecutivo”, anunciado con bombos y platillos como si hubiésemos descubiertos diamantes en nuestro país.

Es claro e indudable que se debe dar por bienvenidas que sean estas obras, porque estarían dando trabajo a la mano de obra que queda inoperante y desprotegida, ya que es meridianamente claro el retroceso de la inversión privada y el aumento de precios al consumo que paga siempre nuestra gente, nuestro pueblo, del que está “de a pie”. Por ello, si aplicamos la lógica (y ojalá nos equivoquemos), debemos estar todos los uruguayos bajo una meta común de enfrentar el desafío, haciendo grande la misericordia que tengamos que aplicar sobre “el porqué” de las decisiones erráticas y emanadas como a golpe de balde desde el mando gubernamental, medidas estás destinadas a ser aplicadas para apagar incendios financieros y económicos que debieron ser contemplados y aplicados a su debido tiempo (ahora ya es tarde).

Nuestro Partido avisó de estas circunstancias con la antelación más que suficiente, avisos realizados desde la experiencia de haber gobernado sabiamente; pero no se escuchó a nuestra fuerza política... y no tuvimos la fuerza parlamentaria suficiente para incidir. Pero en el aquí y ahora es donde tenemos que prepararnos para ayudar, sin hacer “astillas del error populista”; tener también la grandeza de no cobrar la “deuda pendiente” de atribuir todos los males a las administraciones coloradas que solo han realizado todo en aras del bien común. Por ello también deberíamos evaluar cómo incidir y de esa manera cooperar para evadir más daño y solo contribuir con una minuciosa precaución.

Pero tengamos presente como colectividad y desde el llano que por la vía de los hechos ya está decretado el final de este tramo de experimentación política por la que aún, lamentablemente, debemos caminar y adolecer. Y todo ello por la sumatoria de errores, desde el más simple (y a la vez monumental) error de no aplicar por los gobiernos llamados “de izquierda” la lógica de ahorrar y, a la misma vez, diagramar estrategias inteligentes para tiempos difíciles. Por ello, cuando la coyuntura económica regional fue buena y el viento de cola hizo volar el país con piloto automático, en definitiva no se supo actuar ni gestionar en concordancia. Es entonces en su mérito, por ser erradas las ultimas gestiones de estas coaliciones de gobierno desde su nacimiento, que éstas serán evaluadas oportunamente por el soberano con su voto. Pero para que esto ocurra, se debe hacer que nuestro pueblo vuelva a ser calificado, culto y sabio, donde se valore a la persona y la gestión e ideas innovadoras que motiven a la lógica para que así no tengamos más “sensaciones térmicas” sino acciones coherentes en la gestión, siempre escuchando, viviendo y compartiendo dentro de nuestro pueblo, de forma que nos permita aplicar de manera inteligente la lógica pura y así superar con la razón a la ideología populista.

Esta puede ser la clave para evitar la tormenta o minimizar los daños. Acá estamos y acá firmemente estaremos desde una sana oposición para dialogar y cooperar por el bien de nuestra Patria.




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