Incertidumbre en las negociaciones Ue-Mercosur

Por Tomás Laguna

La primera instancia de intercambio de ofertas entre la Ue y el Mercosurconcluyó con sabor de insatisfacción para nuestras urgentes expectativas de una mejor inserción internacional.

Este ejercicio transaccional tan particular estaba interrumpido desde el año 2004, cuando las ofertas ingresaron en una dinámica de cotización en baja hasta que la UE pateó el tablero y rompió la mesa de diálogo. Ya hemos comentado al respecto. 

Una particularidad en el reinicio del diálogo lo pautó el hecho que el  Mercosur tuvo tantos negociadores como países lo integran, en tanto la Ue era mono comando, con una sola persona representando al bloque. Esto se puede explicar de varias maneras. Desde que la consolidación institucional de la Ue es mucho mayor (vaya novedad), hasta reconocer que las expectativas de los países del Mercosur tenían cada uno sus énfasis al momento de la negociación, aun cuando compartían algunos denominadores en común.  

Como sea, en Brasilia se constituyeron las representaciones de las Cancillerías de los 4 países acompañadas de una nutrida delegación de los privados, procurando apoyar desde el “cuarto de al lado” como se suele decir. Ni que mencionar que para nuestro país la trascendencia de alcanzar acuerdos para colocar nuestra producción eximiendo los costos arancelarios que operan en el marco de las normas de la Omc resultan cruciales. Exportamos el 70% de la carne y lácteos, más del 90% del arroz y soja en relaciones prácticamente inversas a las de nuestros socios más grandes, Argentina y Brasil. Esto también puede ser un diferencial en las actitudes al momento de negociar. Sin embargo Brasil fue un buen aliado, más contundente, negociador y ofensivo que nuestros vecinos del otro lado del río, más proclives a firmar “algo” no importa lo que se logre, en una actitud difícil de comprender. Hay que entender  que más allá de los cambios de gobierno, Argentina sigue siendo proteccionista de su sector industrial en extremo con medidas que suelen ir mucho más allá de lo permitido a nivel de Omc. Por lo tanto seguramente le sirva más la mera formalidad de un acuerdo que su contenido.

¿Cómo nos fue en nuestras expectativas? Bien gracias. Obviamente que lejos de las mismas pero tampoco para inmolarnos por el desencanto. Porque esto sigue...

Los lácteos en comunión de acuerdos quedaron fuera de la negociación. Triste perspectiva de futuro para nosotros, a partir de la cual asumimos que producimos para abastecer a Brasil, aún a despecho de su intención de protegerse mediante cupos de las importaciones intra bloque. Pero es otra historia sobre la que también hemos dado nuestra opinión.

Nuestros arroceros acompañaron a la delegación oficial con representantes de los productores y de los molinos. En este rubro la delegación más numerosa y representativa del Mercosur. El bloque solicitaba un cupo de 400.000 tt, la UE ofreció la décima parte. Aún no sabemos cuál sería el criterio de distribución, pero como sea rige aquello de  “peor es nada”. El mercado europeo es altamente exigente en particular en aspectos fitosanitarios, pero a la vez es codiciado por los valores logrados. De las 44.000 toneladas que van negociadas en esta zafra el 12% fue con ese destino, pero venimos en años dónde no más del 5% del arroz fue  exportado a la UE. Lograr una cuarta parta de las 40.000 tt ofrecidas no deja de ser un estribo para ocupar mejores posiciones en un mercado tan exigente a partir de la excelencia de nuestra calidad arrocera.

La carne es el rubro que más ha dado que hablar. La delegación de nuestro país involucró a varias gremiales de productores y las dos principales de la industria. En los fluidos ámbitos de encuentro regional, tales como el Foro Mercosur de la Carne como la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (Farm), ambos lugares de encuentro de las gremiales de productores e industria en el primer caso y solo rurales en el segundo, las expectativas eran muy fuertes, marcando como aspiración máxima el 5% del consumo interno de carne de la UE, algo así como 390.000 tt. Insólitamente se venía discutiendo  como distribuir este posible generoso cupo cuando aún no se conocían las ofertas. Lógicamente cuando las expectativas son grandes el desencanto es aún mayor ante ofertas mezquinas, y esto ocurrió. Como muy bien fue caracterizada en un comunicado de la “FARM”, las 70.000 tt ofrecidas (50% enfriada y otro tanto congelada) dan para que los europeos consuman dos hamburguesas de carne del Mercosur por año. Pero tanta mezquindad obedece a una fuerte resistencia  de los ganaderos europeos, quienes hasta realizaron manifestaciones callejeras protestando contra cualquier posible intento de acuerdo en materia de este rubro con el Mercosur. Con este panorama, la exigua oferta tiene como único aspecto positivo que fue plasmada por escrito otorgándole validez formal como piso de negociación. De distribuirse por partes iguales, como lo pretende Paraguay (dudoso criterio), las 17.500 tt que le corresponderían a Uruguay significan algo así como el 25% de nuestras exportaciones  a la UE. Lejos de lo pretendido pero tampoco para despreciarlo...

Entre los productos sensibles, dónde no la vamos pero integran una misma unidad de negociación, está el etanol, particularmente de interés para Brasil y Argentina. Ambos también consideraron la oferta de 600.000 toneladas como desilusionante.

Desde la UE se dice tómelo o déjelo, desde el Mercosur se entiende que la pelota está en aquella cancha y se espera una mejor propuesta de aquí a noviembre, próxima instancia de negociaciones previo a la fecha límite para lograr un acuerdo, en diciembre próximo.

A esta altura se pueden definir dos expectativas distintas entre los negociadores del Mercosur o bien lograr un acuerdo base para marcar un avance, cuyo valor es más que nada político, lo que parece ser las expectativas del gobierno argentino, o bien fijar como posición terminal una  relación de intercambio consolidada y efectiva caso contrario romper las negociaciones. Una posición intermedia resulta siempre más pragmática y es a lo que nos debemos jugar como país esencialmente exportador. 

Nuestros cuadros de Cancillería, los de carrera, son buenos, no desentonan en estos ámbitos tan exigentes. Sin duda lo que nos está faltando es la convicción político institucional que asuma de una vez que la inserción internacional no obedece a razones ideológicas o políticas sino a intereses comerciales. Es claro que nuestro actual Canciller opina de esa manera, no así la interna de su partido, el de gobierno, desde dónde se continúan cuestionando cualquier intento de acuerdos cuando estos no son con países que responden a sus concepciones ideológicas o  políticas. Un lastre peor que el más duro adversario en las negociaciones con la Ue.

Nuestros sectores productivos exportadores, la base de nuestra economía, cargan con dos pesadas cruces. Al momento de producir costos crecientes y relaciones laborales rígidas, y al momento de exportar, con  una inserción internacional débil y con una estrategia minimalista que parece diluirse en ante el fracaso de los acuerdos comerciales.

Esto no resiste más...



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